Barcelona se prepara para un nuevo verano marcado por las plagas. Las empresas especializadas alertan de que el problema ha aumentado en los últimos años por la falta de inversión del Ayuntamiento de Barcelona en esta materia en los tiempos de pandemia. No obstante, esta vez, el consistorio ha destinado 2,92 millones de euros, lo que supone un incremento presupuestario de un 44% con respecto al año anterior, y aumentará la plantilla hasta los 47 trabajadores, un 51% más, para combatir a los roedores, mosquitos, cucarachas y chinches. En todo caso, preocupa en especial la situación en algunos barrios de la capital catalana.
La intervención de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB), que ha colocado 2.400 puntos en vigilancia --2.200 en el alcantarillado y 200 en la superficie-- y 1.500 puntos de control o tratamiento en la ciudad, llega en un momento crítico, pese a que desde el Ayuntamiento de Barcelona mantienen que “no hay un problema de salud pública por plagas en la ciudad”.
Faltan trabajos preventivos
Elisenda Realp, directora de salud ambiental de la ASPB, reconocía en una rueda de prensa que desde 2019 se ha registrado un repunte en el número de quejas ciudadanas sobre plagas, principalmente por múridos. Un hecho que achaca a una mejoría en los canales de comunicación con los ciudadanos y a un aumento de la sensibilización, y no necesariamente a un auge del problema. ”Gracias a este plan de enero a mayo de 2021 el número de intervenciones de plagas en la ciudad ha aumentado mucho, precisamente por el sistema de vigilancia”, aseguraba hace unos días en una rueda de prensa.
Sin embargo, desde las empresas de control sugieren que en los últimos tres años las plagas se han disparado por una falta de inversión. “Desde mi punto de vista, durante la pandemia desde el ayuntamiento no se hicieron tantos trabajos preventivos en el alcantarillado público como en los años anteriores”, explica Rodrigo André, técnico y propietario de Nocucas Control de Plagas. Este factor, sumado a las altas temperaturas del verano, crean “el caldo de cultivo perfecto” para la proliferación de insectos y roedores.
Los puntos calientes
Asimismo, las mismas fuentes sugieren que las intervenciones efectuadas por el Ayuntamiento de Barcelona son escasas y no abordan el problema de raíz, realizando actuaciones que solo responden a las necesidades de fincas que han presentado una queja, pero no a la zona afectada en su conjunto. “Los esfuerzos son limitados para el problema que tiene la ciudad”, expresa Rodrigo.
Aunque la invasión de cucarachas afecta al conjunto del área metropolitana de Barcelona, según David, técnico de Control Kill 365, otra empresa de control de plagas, desde Nocucas aseguran que las zonas más afectadas son los barrios de la Ciutat Vella. En concreto los “puntos calientes” son el Raval, el Gòtic, el Born y la Barceloneta. Los factores son varios: la antigüedad de los edificios, que presentan problemas en las bajantes comunitarias y que en su mayoría tienen canalizaciones de obra, en lugar de tuberías de PVC, con recovecos que favorecen la proliferación de estos insectos.
“No alquilaría un bajo”
En verano la situación se complica. Desde las empresas consultadas coinciden en que la mayor parte de los servicios que realizan --el 80% por cucarachas-- se concentran en la época estival, sobre todo entre mayo y noviembre. “Cuando la temperatura se mantiene entre los 25 y 30 grados, las ootecas --los huevos de las cucarachas-- eclosionan más rápido”, explica Rodrigo: “En verano las cloacas actúan como una especie de incubadora en la que el ritmo de reproducción se acelera”.
No obstante, el resto del año las cucarachas y los múridos no desaparecen, sino que su ritmo de reproducción baja. “Barcelona tiene un problema de plagas. Si tuviera que mudarme, no elegiría una planta baja para vivir. La posibilidad de tener ratas o cucarachas es bastante alta”, asegura el propietario de Nocucas.
Medidas para frenar las plagas
Para evitar un aumento de las plagas el consistorio ha puesto en marcha el Plan Cuidem Barcelona para reforzar la limpieza y el mantenimiento de la ciudad, que incluye el programa de vigilancia y control de múridos. Desde la ASPB insisten en que, además de la intervención de empresas especializadas, es necesaria la colaboración de la ciudadanía. Realp aconseja no dejar restos de comida en la vía pública. “Parece inofensivo y a veces lo hacemos con la idea de que se lo coma un gato o las palomas, pero es alimento para las plagas, como las ratas”, subraya. Para evitar la reproducción de los mosquitos solicita no dejar agua estancada en propiedades privadas.
Pero estas medidas por sí mismas son insuficientes y deben ir acompañadas del mantenimiento de las alcantarillas y de la intervención de las empresas especializadas. “Evitamos el uso de químicos ambientales: primero para protegernos a nosotros y al medioambiente y después porque la experiencia confirma que, en el caso de las cucarachas, la medida más eficaz son los cebos alimenticios y las trampas de feromonas”. Si el grado de infestación es muy alto, entonces se precisa de la utilización de geles y lacas químicas.
Las nuevas especies
Aun así, la globalización ha traído consigo nuevas especies de insectos que comienzan a estar presentes en las cloacas de la Ciudad Condal, como la cucaracha de banda. También han llegado ya las temidas avispas velutinas o asiáticas, con un aumento de los casos en los últimos tres años. Sin embargo, estos casos siguen siendo residuales.
Las especies que siguen suponiendo un quebradero de cabeza para los ciudadanos son las cucarachas y las ratas. Desde Nocucas explican que los barceloneses no tienen reparo en convivir con otros insectos como los pececillos de plata --que aparecen con la humedad-- las arañas o moscas. “Si la gente puede matarlos con productos del supermercado, ya está. No hay ese concepto de: ‘¡Ay, qué asco! Me van a contaminar todo, transmiten enfermedades’. Con las ratas y las cucarachas sí. Son plagas que asustan mucho, por eso la gente recurre tarde o temprano a una empresa de desinfección”.