“No, lo siento, ese perro no sube a mi taxi”. Esta es una de las muchas respuestas que los invidentes que necesitan la ayuda de un perro guía para no perder su propia autonomía han recibido en los últimos años. Una discriminación que Maria Petit, una chica que perdió la vista y el olfato en un accidente de moto, volvió a sufrir hace apenas dos días en Barcelona. “Me ha pasado varias veces, señalan al perro y te impiden subir al vehículo, cuando saben que es obligatorio por ley que nos lleven”, apunta.
No le falta razón. El Instituto Metropolitano del Taxi (IMT), dependiente del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), estipula que los perros guía han de ser acogidos en el vehículo de forma obligatoria y gratuita. E, incluso, es uno de los puntos en los que se forma y examina a los taxistas que adquieren las licencias en la capital catalana y el cinturón barcelonés. Por lo que la excusa del desconocimiento no sería aplicable en este caso. A las personas ciegas acompañadas de estos canes, educados especialmente para esta función, también les ampara la Ley 19/2009, del 26 de noviembre, de acceso al entorno de las personas acompañadas por perros de asistencia, aprobada por el Parlament.
Un caso más de discriminación cotidiana
En base a estas normativas, Petit no debería haber tenido problemas para montarse en un taxi con su compañero, que es como sus ojos en la calle. Pero no fue así, y no es la primera vez. “Me ha pasado muchas veces, una vez en Mataró el taxista me hizo sentir muy mal porque me repitió un centenar de veces que acababa de lavar el coche… Y mi perro se lo iba a ensuciar”, narra la joven.
Petit remarca que no ha querido denunciar en redes sociales estos hechos a diario --aunque así sucedan-- porque prefiere dar un mensaje positivo a todas las personas que la ven y la oyen. Pero detrás de las proezas, como lograr subir al Aneto después de perder la vista y el olfato, está el día a día en el que necesita a su compañero para ser independiente. La presidenta de la asociación de usuarios de perros guía de Cataluña, Alba Mestres, explica que este tipo de situaciones “están afectando a muchas personas”, en especial “cuando se habla del colectivo del taxi”, aunque también hay discriminación puntual para entrar a según qué comercios.
Más formación para algunos taxistas
La asociación, que es independiente de ONCE aunque hayan realizado acciones conjuntamente, pide más formación, en especial “para los nuevos trabajadores que se han incorporado al sector en los últimos años”. Mestres recuerda que en algunos casos el perro se ve, culturalmente, como “algo malo” y hay que explicar, con pedagogía, “que lo necesitamos para tener autonomía” y “poder movernos, como cuando una persona necesita una silla de ruedas”.
Sin embargo, y a pesar de estas denuncias y quejas de gran parte del colectivo de invidentes en Cataluña, recuerdan que existe una “gran profesionalidad” por parte de muchos taxistas que conocen la normativa y las obligaciones de prestación de servicio a la perfección. Pero, aun con esto, la discriminación hacia las personas ciegas con perros guía ha ido en aumento en los últimos años, en especial para coger un taxi, pero también para entrar en comercios de comestibles o restaurantes de comida rápida, según señala Mestres a este medio.
La complejidad de denunciar sin ver la matrícula
El caso de Petit es el de centenares de ciudadanos catalanes, aseveran los afectados. Aunque no poder coger un taxi no es lo más polémico de esta situación, sino cómo denunciar. “He de rellenar un formulario en la web, con un texto que no es accesible para el lector de pantalla que utilizo en mi móvil, lo que me impide denunciarlo”, asegura la joven. Si bien existen otras vías como el certificado digital idCAT, sigue siendo muy engorroso para un invidente e incluso, también, para gente mayor.
Pero para denunciar se necesita saber la matrícula del vehículo o el número de licencia del taxista, algo que no siempre pueden comprobar ni ver. “Recomendamos a los más de 125 usuarios de la asociación que pidan los taxis por la app o por teléfono, así queda registrado y en el caso de la aplicación con todos los datos: solo tienen que hacer una captura de pantalla”, señala Mestres.
Por su parte, el IMT regula este tipo de actuaciones y determina el régimen disciplinario para los conductores que incumplen la obligatoriedad de llevar a los perros guía en los pies de la persona invidente, aunque este tipo de circunstancias, por la rapidez con la que suceden, son complicadas de detectar. La asociación que representa a los usuarios de perros guía se ha comenzado a organizar para acabar con esta problemática, en un principio, con más formación y visibilización de esta realidad.