El tiempo de permanencia en el interior de los hogares ha aumentado considerablemente durante estos últimos años. El motivo es conocido por todos nosotros. En consecuencia, el ahorrar en luz y gas se ha convertido en una prioridad, máxime también a raíz del aumento del precio de ambos suministros, indispensables en nuestras tareas diarias. En este sentido, hay varias opciones, desde ajustar nuestras tarifas contratadas, o cambiar de compañía aprovechando algún tipo de oferta mejor, hasta aplicar una serie de consejos básicos de ahorro o decantarse por la utilización de las denominadas energías renovables.

Consejos básicos para la luz

Si optamos por evaluar las diferentes tarifas, debemos estudiar detenidamente los beneficios y perjuicios de cada contrato que vayamos a modificar. Mientras se realiza este estudio, quizá convenga revisar el contrato firmado, puesto que en muchos hogares se abona una cantidad superior a las necesidades reales de consumo. Eso nos puede reportar un ahorro.

Entre los hábitos de un buen consumo, anoten las siguientes recomendaciones: aprovechemos al máximo la luz natural (especialmente en estos próximos meses); usar bombillas LED; si compramos un nuevo electrodoméstico debemos asegurarnos de que este sea eficiente; usemos el horno solo en los casos imprescindibles; y desconectemos todos aquellos electrodomésticos que no estemos usamos.

El gas y la llegada del buen tiempo

Los anteriores gestos, si se convierten en costumbre, acaban sumando en nuestro beneficio económico. Lo mismo puede decirse de la factura del gas, en donde darse una ducha es mejor que un baño o si usamos el gas como fuente de calefacción, debemos reducir su consumo a una temperatura estándar.

Lo mismo podría decirse en estos próximos meses en donde utilizaremos el aire acondicionado con una mayor frecuencia. Regular el termostato nos ayuda económicamente. Hay otros factores que también ayudan, aunque en ocasiones ya no depende tan directamente de nosotros. Si la casa está bien aislada, también será beneficiosa para nuestras cuentas corrientes. O si nuestra casa utiliza algún tipo de energía renovable que contribuya en materia energética.

Uso de energía eólica y solar

En este sentido, los edificios de nueva construcción, bien sea de viviendas o de oficinas, ya incorporan mejores aislamientos y el uso de energías renovables. Asimismo, muchas personas que tienen viviendas unifamiliares están incorporando el empleo de renovables como fuentes energéticas. Lo mismo puede decirse de algunas comunidades de vecinos. La inversión en estos casos es considerable, pero también está demostrado que se alcanza un ahorro económico siempre y cuando se realice la instalación correcta. Es decir, si optamos por paneles solares debemos instalar los adecuados a nuestro consumo. De lo contrario, estaremos tirando parte del dinero invertido.

Las fuentes de energía renovable no solamente contribuyen a un ahorro económico, sino que también ayudan a combatir el cambio climático. Afortunadamente, en España disponemos de varias opciones realmente interesantes. Desde recurrir a la energía eólica (aprovechamiento del viento) hasta la energía solar, bien sea fotovoltaica o térmica. En el ámbito de viviendas son las energías renovables adecuadas, aunque la naturaleza ofrece otro tipo de energías limpias como la hidráulica, la geotérmica o la mareomotriz, entre otras.

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