Este miércoles se ha celebrado en la sección 3 de la Audiencia Provincial de Barcelona el juicio oral contra el funcionario de prisiones de Brians 2 acusado de golpear y amenazar a un interno en 2016.
El procesado, M. A. C., jefe de unidad de servicio en el módulo 13 del centro penitenciario de Sant Esteve de Sesrovires (Barcelona), está acusado de un delito de torturas, un delito leve de lesiones, uno de amenazas y otro de coacciones, por los que la fiscalía solicita para él cuatro años y dos meses de prisión.
"Me utilizó como saco de boxeo"
La presunta víctima ha relatado que el 7 de noviembre de 2016 se encontraba en el comedor de Brians 2 junto al resto de reclusos. “Desde allí veía perfectamente el despacho de los funcionarios, donde un compañero y una funcionaria estaban realizando tareas de limpieza”, ha recordado. “Había una fuga de agua en el techo", ha explicado. Según su testimonio empezó a ceder hasta que una de las placas se desprendió y, sin pensarlo, se levantó para alertar a la funcionaria.
Así lo ha confirmado también el interno que estaba limpiando la oficina. “Se levantó de forma instintiva y se acercó para ver si nos había pasado algo”, ha confirmado. En ese momento, tal y como ratifica también este testigo, “el señor funcionario me cogió del pecho y me echó del despacho. Después me volvió a agarrar y me utilizó como saco de boxeo. Me pegó cuatro o cinco puñetazos en el pecho y me dijo 'ya hablaremos'".
"Miedo a represalias"
Después de este episodio la víctima ha explicado que regresó al comedor y que no fue al médico por miedo a que el funcionario tomara represalias. “Este funcionario es muy conocido en prisiones, sobre todo en Brians 1, porque toma represalias contra los internos en las horas de paseo, coloca cosas en las celdas…”, ha expresado ante el tribunal. “Sí, tenemos miedo, lo reconozco”, ha remarcado. Además, ha expresado el motivo por el que tampoco presentó una instancia. Ha asegurado que pueden hacerlo “siempre y cuando no se acuse a un funcionario”. Según su testimonio, las instancias son "leídas y revisadas" por los trabajadores públicos, que las filtran "y desaparecen sin llegar a su destino".
Tras estos hechos, la víctima mantiene que el funcionario se acercó a su celda y le dijo “que si contaba algo de este episodio o de otros anteriores” le “acusaría de abusar de su compañero de celda”, ya fallecido. Según el escrito del fiscal, el trabajador de la prisión llegó a decirle al compañero de la víctima que, si no accedía a sus coacciones y denunciaba falsamente a su homólogo, él mismo "le bajaría los pantalones y diría que lo había violado". Además, el interno ha insistido en que el trabajador, "que se cree el no va más, el alcaide" de Brians 2, lo insultaba llamándole "violador" y "abusador de niños". Después de estos hechos, "probablemente" le cambiaron de celda por orden del señor M. A. C. o bajo sus órdenes a un módulo especial. "Él está ahí como sheriff superior", ha incidido.
"Las cámaras no funcionaban"
La víctima ha asegurado que un tiempo después le relató a sus padres el episodio sucedido y que fueron ellos quienes se comunicaron con la dirección del centro. Además, el preso insiste en que solicitó las imágenes de seguridad, en vano. “Me dijeron que, casualmente, las cámaras no funcionaban”, ha expresado. Este extremo lo ha confirmado también uno de los agentes de los Mossos d'Esquadra que tomaron declaración a las partes implicadas y elaboraron un informe a partir de las diligencias practicadas.
El agente ha corroborado que solicitaron las imágenes de seguridad de las cámaras de Brians 2, pero desde la dirección de la cárcel se respondió que “no tuvieron conocimiento de la agresión hasta un mes después y por eso las grabaciones ya no estaban guardadas”. El mosso también ha precisado que uno de los presos declaró “que había cogido a su compañero por el pecho, que lo había sacado de la oficina y que le había dado varios golpes”. Mientras practicaban las pertinentes pesquisas, el agente ha recordado que una funcionaria manifestó que estaba presente cuando el acusado le dijo al compañero de la víctima que debía denunciarlo por violación y que observaron "un trato discriminatorio con respecto a los internos, menoscabando su integridad refiriéndose a ellos como ‘violadores’ y 'diarrea'”.
Una trama de narcotráfico
La mencionada funcionaria se ha desdicho parcialmente de lo que declaró durante la fase de instrucción. La trabajadora ha recordado que estaba en la oficina junto con un preso que estaba limpiando el agua que caía del techo cuando este empezó a ceder. "Grité porque se desprendió un trozo grande de techo y un interno vino corriendo y preguntó: '¿Están bien?'", ha expresado. Sin embargo, al contrario de lo que declaró hace seis años, cuando dijo haber estado presente durante las coacciones al compañero del interno, este miércoles ha asegurado que no recuerda nada. "No recuerdo si mi compañero lo agarró, lo que creo recordar es que le dijo que se volviera al comedor", ha insistido a preguntas del ministerio público. Lo que sí ha confirmado es que se sentía incómoda con la presencia de su compañero, con quien tuvo algún problema personal.
En este sentido, la defensa del acusado ha intentado desacreditar a la testigo asegurando que es la exmujer de un funcionario de prisiones detenidos recientemente por su presunta participación en una trama de narcotráfico dentro de Brians 2. "Algunos de los funcionarios que declaran hoy aquí, bien por parentesco o bien porque estaban haciendo servicios en este momento, están relacionados con un presunto caso de tráfico de drogas en Brians, y que podrían tener interés en perjudicar a mi defendido", ha atacado. La defensa ha asegurado que los trabajadores podrían tener algún interés en apartar a su cliente para evitar que los descubriera.
El funcionario niega los hechos
Tres de los funcionarios que trabajaron bajo las órdenes del acusado, que era jefe de servicio en aquel momento, mantienen que nunca le vieron agrediendo a ningún interno y que se involucraba en el orden y control de la prisión. No obstante, una de ellas ha recordado que, aunque no agredió a ningún preso "durante el servicio", "los internos comentaban que la víctima había recibido un golpe". No obstante, ha reconocido que no preguntó más.
El funcionario ha negado los delitos que se le imputan ante el tribunal. Ha asegurado que actuó con rapidez al ver que el preso salía corriendo desde el comedor hacia el despacho en el que se encontraba otra de las trabajadoras de la prisión, pero niega la agresión. "Actué con rapidez. Pero no es cierto que lo agredí. Nunca he agredido a ningún interno", ha declarado. "No llegué a tocarle, le hice el gesto de stop con la mano". Ha remarcado que los internos tienen acceso a las instancias, de las que se quedan un resguardo, y que pueden solicitar que el servicio médico los visite durante las 24 horas el día. Ha negado, también, que se dirigiera a la víctima con frases despectivas y que lo amenazara con pegarle delante de todo el mundo para humillarlo. Actualmente es Jefe de Unidad en el Centro Penitenciario Puig de les Basses de Figueres, aunque tiene abierto el expediente de Brians 2.
Solicitan cuatro años de prisión
"Los hechos no sucedieron", ha asegurado con contundencia la defensa. "¿Cómo puede ser que de los entre 60 y 80 internos del comedor nadie viera nada?", se ha dirigido al tribunal. Pero, además, la abogada sostiene que no hay ni un solo informe del centro penitenciario que corrobore los hechos. Tampoco un parte de lesiones, una instancia o imágenes captadas por las cámaras de seguridad de la prisión. "Los internos podrían haberlo hecho por un motivo espurio", ha argumentado antes de solicitar su absolución.
La fiscalía solicita para este funcionario, que estuvo 16 meses destinado en Brians 2 y que lleva 29 años como trabajador público, cuatro años y dos meses de prisión y una multa de 360 euros.