La matrona es la profesional encargada del acompañamiento de la mujer durante la gestación, el parto y el puerperio, controlando el bienestar de la madre y del bebé. Sin embargo, todavía existe cierto desconocimiento sobre su papel. De hecho, a la práctica, se sigue dando más importancia a la figura del ginecólogo, pese a que la matrona es el profesional de referencia en los embarazos y partos de bajo riesgo (entre el 70 y el 80% según la Organización Mundial de la Salud). Tiene, además, los conocimientos científicos y sanitarios para controlar que la fisiología se desarrolle de manera segura, y también para velar por el bienestar del bebé y de la mujer que está de parto.
“No es que un médico sea más importante que la figura de la matrona, ni viceversa. Ambas figuras muy importantes. Los ginecólogos, para acompañar patología, embarazos y partos complicados; mientras que las matronas acompañan y promueven la normalidad. Aquí tenemos mejor posicionada a nivel social la figura del médico porque tenemos un sistema muy medicalizado del embarazo y el parto. Mientras que en países que tienen un paradigma basado en la normalidad y salud, la figura de la matrona es de importante relevancia social”, considera la matrona Laia Casadevall, con un perfil en Instagram dedicado a la divulgación de la obstetricia.
Diferencias para la matrona en la sanidad pública y privada
Las diferencias entre el papel de la matrona en la sanidad pública y en la sanidad privada son notorias. En los hospitales públicos “son las matronas las que tienen la responsabilidad sobre los partos de bajo riesgo --desde la dilatación al expulsivo--, y únicamente cuentan con la colaboración de los ginecólogos en los casos en los que ellas determinen que un parto se desvía de la fisiología, y aparecen complicaciones”, explica Sara Cañamero, matrona y CEO de MaterNatal.
Sin embargo, en los hospitales privados “lo normal es que las matronas acompañen durante la dilatación a la mujer embarazada y avisen al ginecólogo para recoger al bebé, es decir, para atender el expulsivo. Este principio no tiene ningún sentido a nivel de calidad asistencial, ni evidencia científica, pero es una práctica habitual en nuestro entorno”, lamenta la misma comadrona.
Menos riesgo de parto instrumentalizado
Cuando el acompañamiento, parto y puerperio en embarazos de bajo riesgo --la mayoría, insisten las dos matronas-- es liderado por comadronas y no por ginecólogos, “se obtienen mejores resultados de salud materna y neonatal. Tendrán menor riesgo de intervenciones en el parto, como lo es el uso de oxitocina sintética, rotura artificial de la bolsa del líquido amniótico o episiotomía”, señala Laia Casadevall.
También disminuye el riesgo de tener que usar ventosa o fórceps, algo que “tiene un impacto negativo en el suelo pélvico a corto, medio y largo plazo para la mujer. Además, un parto liderado por matronas disminuye el número de cesáreas y asegura un mayor éxito de la lactancia materna”, añade Sara Cañamero.
No menos importante, “la satisfacción materna tras el parto es mucho más elevada, según la evidencia científica disponible. Por lo tanto, invertir en matronas es invertir en la salud y experiencia de las mujeres”, afirma la matrona Casadevall.
12 comadronas por cada 1000 nacimientos en España
La inversión en matronas, no obstante, no llega. Actualmente la ratio de matronas en España es de 31,6 comadronas por cada 100.000 mujeres, mientras que en los países de la OCDE el promedio es de 70 comadronas por cada 100.000 mujeres. La ratio de comadronas por nacimiento en España es también bajo: 12,4 comadronas por cada 1.000 nacimientos, en contraposición a la media de los países de la OCDE, con 26 comadronas por cada 1.000. “En todo caso, debería haber más comadronas que médicos obstetras, ya que la mayoría de los embarazos y partos son normales de bajo riesgo. En Cataluña hay 1,02 médicos obstetras por una comadrona. En el sistema público de salud trabajan 625 ginecólogos y 600 comadronas”, detalla Inma Marcos, presidenta de la Asociación de Comadronas del Parto en Casa de Cataluña (Alpacc).
A ello se le suma la falta de relevo generacional, tal y como advierte la Asociación Catalana de Comadronas (ACL). En Cataluña, denuncian, se prevé la jubilación de 190 matronas a finales de año, puestos de las cuales sólo se cubrirían el 38%.
La falta de matronas repercute en el aumento de las cesáreas
Esta falta de matronas profesionales repercute negativamente en la salud de las mujeres. Lo confirma Inma Marcos. “La realidad es que cuando hay déficit de personal es muy difícil dar una atención cercana y de calidad a las mujeres, que aquí en España no pueden recibir la misma atención que en otros países europeos. Este déficit de personal hace que las mujeres acudan a profesionales no adecuados”. Las consecuencias son claras: “en la sanidad privada, donde hay muy pocas comadronas y sólo están presentes durante el parto, la tasa de cesáreas es mucho más elevada, ya que las pocas que hay trabajan sin autonomía profesional a las órdenes de los médicos obstetras, que tienen todo el protagonismo y el mando de lo que sucede en paritorio”, lamentan desde Alpacc.
Carrera independiente y colegio profesional propio
Desde esta entidad reclaman, con motivo del Día Internacional de la Matrona, tener un colegio profesional propio y la instauración de una carrera universitaria independiente, algo que tuvieron hasta 1953, “cuando la dictadura franquista, presionada por el estamento médico, dio un golpe bajo a las comadronas y con ello a todas las mujeres: convirtieron las matronas en enfermeras especializadas en obstetricia unificando los estudios de matrona con los de enfermería. De ese modo, las matronas, que eran profesionales altamente cualificadas, con unas competencias propias diferenciadas, responsables y autónomas ejerciendo sin la supervisión de un médico, se convirtieron en enfermeras sumisas que obedecían órdenes médicas. Las matronas vieron cómo se cerraban sus colegios y se vieron obligadas a colegiarse como enfermeras. No estaba bien visto en esa época una profesión independiente no jerarquizada”, sostiene Inma Marcos.
“En la mayor parte de los países europeos tienen un modelo de formación universitaria de acceso directo completa y propia, lo que favorece que las matronas tengan un mayor reconocimiento, identidad y capacidad de desarrollo profesional. Ser matronas de carrera directa favorece nuestra autonomía profesional, y a mayor autonomía profesional mayor libertad de las mujeres para parir según sus deseos”, concluye Inma Marcos.