La sobrepoblación de jabalís se ha convertido en un problema real para Barcelona. De hecho, se cazan y eliminan alrededor de 80 animales al año. Pero no solo es una situación exclusiva de la capital catalana, también lo sufren los grandes municipios metropolitanos y zonas urbanas y periurbanas de Girona y Tarragona. ¿Cuál es la solución? No existe tan solo una. Lo que está claro es que la normativa vigente dicta que los animales en el centro de las ciudades serán capturados, anestesiados y se les practicará la eutanasia.
Matar a un ejemplar de jabalí, cuando la población de Collserola se ha incrementado hasta los más de 1.200, podría suponer el inicio para controlar una especie que comienza a considerarse una plaga, según algunas voces. Pero, aunque la sociedad puede ver bien eliminar ratas, serpientes o cucarachas, el puerco salvaje no se enclava dentro de esta eutanasia bien vista por la opinión pública. Al menos, de momento. Por ello, el Servicio de Ecopatología de Fauna Salvaje (Sefas) de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), que presta al Ayuntamiento de la capital catalana la ayuda necesaria para llevar a cabo la retirada de estos animales de las calles y carreteras recuerda que “hemos llegado a un punto en el que se ha convertido en un problema serio”.
Punto de inflexión: la bala de 2013
Santiago Lavín, responsable del Sefas, narra que en 2012 el consistorio barcelonés le llamó para “hacer un control de jabalís en la ciudad y en la zona periurbana”. Para ello, solicitaban un presupuesto que el organismo dependiente de la UAB realizó, pero acabó en un cajón. En ese entonces, el animal no contaba con una población tan extensa como ahora, aunque ya comenzaban a darse las primeras incursiones en calles y plazas de la zona alta de la capital catalana.
La primera alerta llegó con el paseo de uno de estos cerdos salvajes hasta la calle Numància, en el barrio de les Corts. Dos agentes de Mossos d’Esquadra se encontraron al animal, que según informaron se mostraba agresivo y les intentó atacar, por ello uno de los policías disparó contra él, pero la bala acabó hiriendo a su compañero. Esta mediatización del incidente fue el detonante para que el consistorio y las administraciones correspondientes vieran que existía un verdadero problema de sobrepoblación y adaptación de la especie a la comunidad humana.
¿Qué hace el Sefas?
El Sefas se hizo cargo del servicio para retirar a estos animales cuando realizaran las incursiones dentro de la capital catalana porque, como explica Lavín, “no había empresas en ese momento que lo hicieran”. Ahora sí existen, por lo que esperan dejar de capturar, anestesiar y hacer la eutanasia en poco tiempo, antes de diciembre. Estas actuaciones se llevan a cabo siempre dentro del marco legal dictado por las normativas del Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat, estipuladas en el Decreto Legislativo 2/2008, de 15 de abril, en el que se aprueba el texto difundido de la Ley de Protección de los Animales. La eliminación del cerdo salvaje debe realizarse, siempre, de manera que no sufra durante el proceso.
“Hay captura, con anestesia o una red, una vez anestesiado se les realiza la eutanasia y se procede a la destrucción como residuo biológico”, apunta el responsable del Sefas. Pero además, como centro universitario, dan un “valor añadido” mediante la necropsia. Con ello, consiguen analizar si el jabalí tiene alguna enfermedad, como la gripe porcina africana que amenaza al sector en Italia, así como lo que comen, entre otros detalles de análisis. Al final, se cumple con la normativa, aunque los responsables de esta entidad aseguren que no es la solución a largo plazo.
Prohibido darles de comer
Los ayuntamientos cuentan con ordenanzas municipales en las que se multa a las personas que den de comer a los jabalís. Así lo tiene Barcelona y otras ciudades metropolitanas como Sant Cugat del Vallès. El problema es que la gente lo sigue haciendo y se han levantado pocas sanciones al respecto, señalan los mismos interlocutores.
¿Qué provoca la sobrealimentación? “Las hembras adultas tienen alrededor de cinco crías y las jóvenes tres, pero tardan en reproducirse hasta dos años en zonas de montaña, porque necesitan un mínimo desarrollo corporal, dado que a los ocho meses ya son fértiles”, señala el profesor. Con comida extra crecen antes y se reproducen hasta dos veces al año. Resultado: sobrepoblación e incursiones en nuevos territorios.
Esterilización, la falsa creencia
“Un jabalí no es como una paloma o una colonia de gatos, por su movimiento”, asegura Lavín. Este sería el obstáculo para realizar una esterilización en masa, como se ha hecho con las aves que pueblan las plazas de las ciudades. El hecho es que ese animal, aunque no pueda reproducirse, bajará al centro de Barcelona o a cualquier otro lugar donde se le dé comida o la encuentre. Y, si hay un accidente, el consistorio se vería obligado a indemnizar al afectado.
Tampoco los santuarios son una solución a largo plazo, añade, dados los casi 80 jabalís anuales que se capturan en la capital catalana. Directamente, según explica el experto veterinario, no cabrían. La curva para mantener la convivencia entre los humanos y estos animales salvajes es evitar darles de comer y las capturas, así como otras acciones secundarias que incomoden al cerdo para que baje a Barcelona.
“Nosotros somos investigadores, hoy prestamos este servicio pero trabajamos con otras cuestiones”, sentencia Lavín. El problema existe y, como explican varias fuentes, el jabalí provoca accidentes de tráfico en sus incursiones, mordeduras e incluso alguna embestida contra personas y mascotas. La convivencia entre la fauna salvaje y el ser humano es fundamental, en un equilibrio necesario que los expertos aseguran que debe permitir no considerar al jabalí como una plaga.