Ya es oficial: el Boletín Oficial del Estado (BOE) ha publicado la retirada de las mascarillas desde este miércoles en los espacios interiores. Con algunas excepciones: los hospitales y centros sociosanitarios, las residencias y el transporte público. El tapabocas será necesario para ir en taxi, tren, metro y avión, pero no deberá mantenerse durante la estancia en los andenes y estaciones de viajeros. Tras esta decisión, quedan algunos flecos por gestionar, como la obligatoriedad del pasaporte Covid para viajar. En este sentido, el conseller de Salud, Josep Maria Argimon, ha anunciado que pedirá al Gobierno de España retirar el sistema de Spain Travel Health (SpTH), utilizado para tener constancia de los contactos estrechos, puesto que ha considerado que "tiene poco sentido" si se ha acabado con el rastreo.
Asimismo, el titular de Salud ha pedido a los catalanes que se tomen con "prudencia" el fin del cubrebocas. "Esto no quiere decir que la pandemia haya acabado", advierte. También destaca la importancia de que se respete la decisión de aquellas personas que quieran seguir usando la mascarilla. De hecho, el propio documento del BOE consultado por Crónica Global recomienda a los más vulnerables que sigan utilizándola, especialmente en aquellos espacios donde no se cumpla la distancia de seguridad.
La mascarilla en residencias
La retirada de la mascarilla es la última restricción que acerca a la sociedad a la etapa prepandemia. En cambio, la medida conllevará "un tiempo de rodaje" y requiere adaptación. Habrá lugares donde seguirá siendo obligatoria, como en las residencias, donde trabajadores y visitantes deberán llevarla. No será necesario que lo hagan los residentes. "Nosotros en nuestra casa no la llevamos. Tenemos que hacerles la vida lo más fácil posible", ha dicho el conseller en una entrevista en El matí de Catalunya Ràdio.
"En estos centros, la probabilidad de transmisión es elevada, sobre todo ante la aparición de brotes, con un alto impacto al incidir sobre las personas vulnerables. Dado que la institución constituye el domicilio de las personas que allí residen, el uso permanente de la mascarilla afectaría al bienestar de estas personas, valorándose, además, que las personas que se encuentran dentro de la institución cerrada no son la fuente de infección, a diferencia de los trabajadores y visitantes en contacto con el exterior, que pueden ser los agentes que introduzcan el virus", recoge el BOE.
Cuarta dosis
Por otro lado, Argimon ha reconocido estar "estudiando" vacunar a la población de más de 80 años con la cuarta dosis contra el Covid. Una decisión que no está tomada, pero vaticina que se hará "este año". De hecho, países como Italia ya la han implementado.
El adiós a las mascarillas es la última limitación de dos años de Covid que han costado al Govern 4.500 millones de euros, según el consejero.