“Apaga el motor y levanta las manos”, asegura que le gritaron varios agentes Francisco Borrell, el pensionista al que los Mossos d’Esquadra confundieron con el fugitivo de Terrassa durante el dispositivo para detenerlo.
Borrell, que ha presentado una denuncia por estos hechos, mantiene que “cuatro o cinco coches de los Mossos” lo obligaron a detenerse mientras circulaba con su BMW por los alrededores del Hotel Don Cándido. Eran las 10.40 de la mañana y se dirigía a su casa en les Martines. A la altura de Pla de la Guitard el pensionista vio varias patrullas de los Mossos, pero asegura que no esquivó ningún control, tal y como ha explicado al Diari de Terrassa.
Se equivocaron
Sin embargo, siempre según su versión, los agentes le cortaron el paso y le hicieron salir del coche mientras le apuntaban con la pistola. Además, le pidieron que se tirara al suelo. “Estoy operado de la cadera y me tumbé lentamente, como pude”, explica el afectado. Borrell recuerda que les repitió varias veces que se estaban equivocando de persona, pero los Mossos lo mantuvieron durante 15 minutos en el suelo mientras realizaban las indagaciones pertinentes.
Después, mientras mantenían comunicación con la base, le pidieron que se sentara en el asiento posterior de su vehículo. El pensionista insiste en que no ofreció “resistencia en ningún momento”. Tras este amargo episodio, los agentes le explicaron que “se había tratado de un error y que estaban buscando a un fugitivo. Pero el afectado no entiende la confusión, dado que buscaban a tres jóvenes y él viajaba solo en su vehículo cuando le dieron el alto. “Además tengo 56 años”, subraya. A raíz de estos hechos, denuncia que sufrió contusiones en las manos y las rodillas y que ha tenido que ir al médico por la ansiedad que le provocó este episodio.
Eludió el control
Los Mossos d’Esquadra aseguran a preguntas de este medio que el sujeto eludió uno de los controles policiales del dispositivo de búsqueda y que, además, conducía un vehículo de marca y modelo idéntico al utilizado por el preso durante la huida. “Realizó un giro hacia la izquierda antes del control y circuló en contradirección”, informan fuentes policiales.
Ante este panorama y “teniendo en cuenta que los fugados son peligrosos y no dudarían en embestir o atropellar a un agente, se le pidió de forma brusca que se tirara al suelo para identificarlo”, reconocen. Pero los Mossos insisten en que no hubo contacto físico. “No se le redujo, no se le tocó en ningún momento”, por lo que no puede haber sufrido lesiones.