El acusado de asestar una treintena de puñaladas a su compañera de piso el 10 de junio de 2020 en Palamós (Girona) ha declarado en el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial que ella le hizo “perder los nervios”.
El procesado, un joven de 31 años, ha relatado que el día de los hechos intentó llegar tarde al domicilio que compartía con la víctima para evitar encontrarse con ella, dado que mantenían discusiones constantes.
Ella cogió un cuchillo
Sin embargo, cuando entró en la vivienda ella todavía se encontraba despierta. Ambos empezaron a discutir acaloradamente después de que ella le recriminara que no hubiera limpiado el cuenco que contenía la ensalada que él se preparó para la cena. Además, el acusado ha recordado que se encontraba ebria y que, además de increparlo, le lanzó el cuenco.
El acusado ha recordado que él quiso salir a la calle pero que ella empezó a hacerle fotos mientras lo amenazaba con denunciarlo si salía, dado que todavía había restricciones de movilidad a causa de la pandemia. Según su versión, la mujer lo persiguió por la casa, lanzándole diversos objetos. Después se dirigió a la cocina y volvió con un cuchillo.
Alega que no era consciente
El acusado ha dicho que se asustó al verla con el cuchillo y que hizo “lo que ya han visto”. Cogió una navaja que solía llevar encima y comenzó a asestarle puñaladas. El presunto autor de los hechos ha asegurado que solo recuerda flashes de algunos momentos del ataque y que, aunque sabe que la apuñaló, no fue consciente de lo que había hecho hasta que oyó cómo ella le gritase que parase.
La mujer logró salir de la vivienda y pedir ayuda. Él se deshizo del arma arrojándola por el balcón y salió también del domicilio. Cuando se encontró con los vecinos les confesó lo que había hecho y les pidió que llamaran a emergencias mientras que él acudió a una comisaría cercana para entregarse.
Arrepentido
Primero fue a la comisaría de los Mossos de Palafrugell y, como no le atendieron, según ha explicado, fue a la de la Policía Local, donde le indicaron que tenía que ir a Mossos d'Esquadra de La Bisbal d'Empordà, donde finalmente contó lo sucedido y le detuvieron.
El procesado ha sostenido que, “en ningún momento" fue consciente de haberle asestado 30 cuchilladas y que su excompañera de piso es una gran persona, por lo que sentía “todo lo que le ha pasado".
Sufre un trastorno depersonalidad
Las forenses que han declarado este martes han explicado que algunas de las puñaladas le afectaron a varios órganos y que si no hubiera recibido atención médica inmediata, la mujer podría haber muerto.
En cuanto al procesado, las forenses han expuesto que sufre un trastorno de personalidad y que en el momento de los hechos tenía la capacidad volitiva alterada y que, “por un estímulo externo vivió una situación de desbordamiento que le llevó a descargar la rabia”. A causa de estos hechos, el acusado tuvo “una reacción explosiva”, que hizo que sufriera un descontrol y no pudiera detenerse.
La fiscalía agrava la pena
La fiscalía, que inicialmente solicitaba para él nueve años de prisión por un delito de intento de asesinato con la atenuante de alteración psíquica ha modificado la acusación durante sus conclusiones finales y ha pedido una condena de 12 años de prisión al considerar que la afectación descrita por las forenses “no tiene suficiente entidad”.
El Ministerio Fiscal lo acusa de un delito de lesiones con las agravantes de alevosía y ensañamiento, por causar a la víctima un sufrimiento innecesario. La acusación particular, por su parte, ha solicitado para él 16 años por intento de asesinato, mientras que la defensa ha reclamado tres años y medio por lesiones con las atenuantes de alteración psíquica, confesión y reparación del daño por los 15.000 euros que ya ha consignado de los 100.000 solicitados.