La guerra en Ucrania ha provocado un éxodo masivo de refugiados en tiempo récord. Más de tres millones y medio de ciudadanos ya han abandonado el país desde el inicio del conflicto. Mientras, algunos deciden quedarse y defender el país. Unos luchan en primera línea y otros desde sus propios frentes de batalla.
Es el caso de las trabajadoras de Kati Lanhe, una diseñadora de moda ucraniana que cuenta con un estudio de diseño establecido entre Barcelona y Kiev. Son un grupo de mujeres mayores de 60 años que han unido fuerzas junto a otros talleres de costura para elaborar prendas y equipación para los soldados ucranianos: chalecos antibalas, mochilas y redes de camuflaje.
Kati Lanhe: la moda como arma contra la guerra
Kati Lanhe todavía estaba en Ucrania cuando cayeron las primeras bombas. Había viajado a su ciudad natal --una pequeña localidad a 330 km de Kiev-- para finalizar la colección de su marca KM by Lange que presentará en la 080 Barcelona Fashion el próximo mes de abril. La diseñadora regresó hace un par de semanas a la capital catalana, donde reside desde hace 14 años.
Con 22 años, Kati se mudó a Madrid para finalizar sus estudios en derecho internacional. Trabajó en un despacho de abogados y más tarde decidió reconducir su vida profesional. Estudió márketing, diseño, fotografía y trabajó para empresas como Inditex o Desigual. Sin embargo, su sueño siempre ha sido crear un proyecto personal con el que sentirse cómoda y realizada. Así nació KM By Lange.
Kati no duda en usar la moda como arma contra la guerra. “Desde KM by Lange hemos iniciado varias acciones solidarias para recaudar fondos y destinarlos a la ayuda humanitaria en Ucrania”, explica la diseñadora. Una de ellas ha sido la venta de una camiseta solidaria. También han donado todo el material de color militar que tienen para fabricar redes de camuflaje.
Prendas para mujeres fabricadas por mujeres
KM by Lange solo trabaja con mujeres. En concreto, de más de 60 años. “La figura de la mujer en el mundo laboral es mucho más vulnerable que la del hombre, especialmente cuando llegan a una cierta edad y quedan desplazadas a nivel profesional. Es una decisión de la marca y una apuesta personal. He querido darles esa oportunidad que otros no les dan”, asegura la diseñadora.
Todas las mujeres que trabajan para Kati siguen en Ucrania. “Yo insistí en que vinieran a España conmigo, pero todas tienen a sus familias ahí. Sus hijos y sus maridos luchan en la guerra”, señala la ucraniana. “Parte de los fondos recaudados por la venta de las camisetas solidarias irán destinados a los talleres. Estas mujeres se han quedado sin empleo, ahora trabajan como voluntarias”, explica.
“Todos se ayudan entre sí”
La familia de Kati también ha decidido quedarse en Ucrania. Su abuela es una anciana de 93 años con movilidad reducida. “No puede viajar hasta España”, asegura. Su madre no quiere dejarla sola y su hermano gemelo está en Kiev ayudando en la defensa territorial.