Este jueves ha comenzado en la Audiencia de Barcelona el juicio con jurado popular contra Adrián, el joven que mató a su amigo de la infancia atropellándolo dos veces después de mantener una discusión por una cachimba en una discoteca de Barcelona.
Los hechos se remontan al 12 de julio de 2020, cuando Adrián, el procesado, y Ángel, el fallecido --ambos de 21 años-- discutieron en el interior de la discoteca Gabana Club de Cerdanyola del Vallès (Barcelona) por una cachimba. Lo que empezó como una riña entre dos amigos de la infancia acabó con una breve pelea a las puertas del local. Después de la trifulca, cada uno continuó su camino por separado.
Lo atropelló dos veces
Ángel emprendió el camino hacia su casa caminando, junto a su hermano y un amigo, mientras que Adrián se montó en su Fiat Punto, pese a no haber obtenido nunca el carnet de conducir y que el vehículo carecía de seguro. Durante el trayecto, Ángel, su hermano y el amigo, que caminaban a cierta distancia, fueron sorprendidos por el rugido de un motor. El acusado arrolló a Ángel a gran velocidad, lanzándolo a una distancia de unos 20 metros. Tras la primera embestida, el presunto autor realizó un cambio de sentido y atropelló de nuevo a su amigo, causándole una grave lesión neurológica y un traumatismo craneoencefálico. La víctima falleció en un hospital de Barcelona el mismo día del brutal suceso.
El autor del atropello se dio a la fuga, pero fue detenido por los Mossos d’Esquadra dos días después. Desde entonces permanece en prisión preventiva. La Fiscalía mantiene, en su escrito de acusación, que Adrián se encontraba "levemente alterado" por el trastorno de la personalidad que padece, extremo que niegan las acusaciones particulares, que ejercen el bufete Vosseler Abogados y el abogado Raúl Rico.
"Con los faros apagados e invadiendo la acera"
La Fiscalía solicita para él 18 años de prisión por un delito de asesinato con alevosía "porque Ángel no pudo defenderse". Se basa en que Adrián embistió a su amigo invadiendo la acera a gran velocidad. Además, lo atropelló "por la espalda", sabiendo que se encontraba con las facultades mermadas a causa del alcohol y de las sustancias estupefacientes que había ingerido. La segunda vez, sabiendo que ya estaba gravemente herido, "se lo volvió a llevar por delante, esta vez frontalmente". "Es como si lo hubiera querido matar, no una, sino dos veces", ha pronunciado la fiscal, que también solicita una indemnización de 180.000 euros en concepto de responsabilidad civil.
Por su parte, las acusaciones particulares solicitan 30 años de prisión para el acusado, al que también le atribuyen un delito de conducción temeraria y otro por conducir sin carnet. En su escrito, una de las acusación particulares mantiene que el objetivo de Adrián fue acabar con la vida de su amigo “con el que mantenía una estrecha relación desde la infancia”.
Ángel sobrevivió al primer atropello
Para ello, según la primera de las acusaciones --que representa al padre y a los hermanos de Ángel-- el procesado “subió el vehículo a la acera y lo embistió a gran velocidad, con las luces apagadas”, impidiéndole cualquier posibilidad de huida. A pesar de la brutalidad del atropello, Ángel todavía pudo levantarse y caminar unos metros en estado de shock pero Adrián, viendo que no había cumplido con el objetivo de acabar con su vida, hizo un cambio de sentido y lo arrolló de nuevo. "No tuvo oportunidad de defenderse” ha incidido el abogado.
La segunda acusación particular --que representa a la familia materna de Ángel-- sostiene que el presunto autor de los hechos “circuló con los faros apagados y que subió el coche enteramente a la acera”. El impacto fue tal que el cuerpo de la víctima alcanzó los tres metros de altura y fue desplazado unos 20 metros. "El mal existe, ¿qué lógica mueve a un hombre para atropellar a su mejor amigo desde la infancia dos veces? El mal es burdo, feo, gratuito y existe", ha pronunciado uno de los letrados. "Antes de abandonar el lugar pasó a su lado y miró el cuerpo inerte de su amigo. No es un accidente, señores, es un asesinato", ha subrayado dirigiéndose al jurado popular.
La defensa solicita su absolución
La defensa, que ejerce el abogado Carlos Monguilod, sostiene que el acusado tenía las facultades mentales alteradas, que sufría "un cortocircuito" y que no era consciente de lo que estaba haciendo a causa de los golpes recibidos en la cabeza durante la pelea registrada en el exterior de la discoteca. Por eso, pide que el procesado sea condenado por un delito de homicidio y no de asesinato, solicita el eximente por alteración psíquica y, por lo tanto, su libre absolución.