El coronavirus ha transformado totalmente nuestra forma de ver la vida. Este impasse social ha provocado el surgimiento de nuevas patologías silenciosas, que han evolucionado a la vez que iban apareciendo variantes del Covid-19 por medio mundo. La adicción al juego de apuestas siempre ha estado presente y se ha relacionado, históricamente, con las máquinas tragaperras, los bingos o los casinos. Sin embargo, el confinamiento total decretado en marzo de 2020 hizo estallar esta estructura.
“La idea de todos los estudios europeos era que las personas que hacían apuestas de forma habitual y presencial se desplazarían al juego online con el confinamiento total”, explica Susana Jiménez, jefa de la unidad de Juego Patológico del Hospital Universitario de Bellvitge e investigadora del Idibell. La ludopatía, no obstante, no siguió el camino que creían los expertos durante los primeros meses de la pandemia. De hecho, se desplazaron las tragaperras y las cartas de los casinos por los videojuegos y la pornografía online.
Las adicciones y la red
La doctora del Hospital de Bellvitge explica que existen “tres criterios básicos” para definir las adicciones o, al menos, para saber cómo detectar si existe un problema con el juego. “El primero es el impacto en la vida de la persona, que realmente desplace todos sus otros intereses y responsabilidades”, asegura Jiménez. A esto le seguiría la “pérdida de control” y finalizaría con el tercer punto: la “persistencia de esta actividad a pesar de todas las conductas negativas que tengas”.
Estas tres variables han confluido de forma excesiva en el espectro online, al estar encerrados durante meses en casa. Algo que ha aumentado en los jóvenes, por “una situación tan estresante” como fue el confinamiento total de marzo de 2020. Muchos con tendencias a las apuestas anteriores, y personas con la propia adicción, sustituyeron o incrementaron su juego a través de la red.
Factores de riesgo
La definición de por qué unas personas u otras caen ante el juego no tiene solo un apunte en el diccionario médico. “Siempre hay una suma de factores de riesgo”, asevera Jiménez. De hecho, según explica la doctora, se ha determinado que en “personas que tienen una actitud positiva hacia el juego en el ambiente familiar” aparece una de las circunstancias que hacen que se pueda ser más propenso a caer en el mundo de la ludopatía.
“Algunos pacientes lo explican yo iba con mi padre al bar, a las tragaperras y me atraían mucho las luces”, narra Jiménez. De hecho, en estos casos están muy presentes estos antecedentes familiares. Aunque la doctora recuerda que “sería un error decir que es la causa del juego, porque es un conjunto de todo”. También se incluiría aquí el TDAH, que son más propensos a las adicciones comportamentales, y se incluyen dentro de estos factores de riesgo. Bellvitge registra alrededor del 25% de las primeras visitas por problemas de ludopatía relacionados con este trastorno.
Juegos de apuestas y bolsa
La pandemia hizo disminuir el juego de apuestas de forma generalizada. Pero esto, indirectamente, implicó un crecimiento de la adicción a los videojuegos y la bolsa de valores. Esta última, de hecho, casi se cuadruplicó y pasó de un marginal 0,9% de las visitas de la unidad de Juego Patológico del Hospital de Bellvitge, al 3,4%.
“Los productos más volátiles y especulativos son muy similares a los juegos de apuestas. Muchos utilizan el sistema del apalancamiento y predicen un valor muy alto, si aciertan esa predicción ganan mucho dinero y, si no, pierden mucho”, explica la doctora Jiménez. La mayoría de los valores en los que invierten ese 3,4% de las visitas consultadas hasta mayo de 2021 en Bellvitge corresponden a gas, oro y, en menor grado, el movimiento y compraventa de criptomonedas. Pero, al final, esta adicción, cuando llega a estos niveles, no deja de ser como echar una moneda en una máquina tragaperras.
Jóvenes de entre 16 y 21 años
El Hospital de Bellvitge durante 2021 ha contabilizado un importante aumento del grupo de edad de entre 16 y 21 años. Los mayores de 21 años suponen el 88,8% de los pacientes que concertaron una visita el año anterior, aunque engloba a mucha más población, y ha disminuido respecto a las muestras de ejercicios anteriores. No lo ha hecho, sin embargo, la franja de jóvenes, que ha crecido hasta el 9,5% de los casos. Entre los datos del centro hospitalario de L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona), se registra que el motivo principal de la consulta vino motivado en el 63,6% por el juego de apuestas, el 26,4% por videojuegos, otro 8,2% nuevas tecnologías y el 0,4% por adicción a la pornografía o contenido de carácter sexual.
Los solteros, con el 91,2% de todos los pacientes de 2021 de 16 a 21 años, son los más propensos a la ludopatía. Pero existe una diferencia de los 16 a los 18 años, que con el 38,9% y el 27,8% del total juegan a las tragaperras y salas de apuestas, como principales adicciones, y de los 19 a los 21 años, en los que el juego online con el 38,8% y los casinos con el 31% son los reyes de esta patología asociada a las apuestas.
Deudas del juego
Pero, aunque muchas de las plataformas utilizadas no desencadenan directamente en un problema económico como los videojuegos --en muchos casos-- o la pornografía online, las apuestas y las inversiones pueden añadir otra piedra a esta adicción, todavía estigmatizada socialmente. “Al cabo de nada se encuentran con 10 u 11 créditos y con unos intereses totalmente disparados y unas cuotas que no pueden asumir”, señala la doctora Jiménez.
Hablamos, además, con un caso real, que prefiere seguir en el anonimato, que se encontró en este escenario con créditos que no podía asumir y recurriendo a un prestamista. “No podía parar, necesitaba seguir gastando e invirtiendo y cuando me di cuenta mi deuda era de 50.000 euros y tenía un prestamista que me llamaba todos los días”, explica. Según la experta del Hospital de Bellvitge, también han encontrado pacientes “más problemáticos” que para “poder pagar su juego acaban cometiendo hurtos o falsificaciones, aunque son delitos sin violencia, e intentan conseguir el dinero como sea”.
Proceso de recuperación
La unidad de Juego Patológico del Hospital Universitario de Bellvitge es uno de los referentes catalanes en la recuperación de las personas con adicciones al juego. Desde que se abrió el departamento en 1996, los tratamientos han ido en aumento, y van ligados el carácter clínico con la investigación médica. Atienden alrededor de 400 nuevos casos anuales y, desde 2005 recogen sistemáticamente todos los datos y llevan el registro de más de 5.000 personas. Esto permite atender a otros pacientes y facilitar el proceso de recuperación.
“El paciente llega a una primera visita, que desde que la petición llega al hospital, pasa un máximo de 10 días. Al cabo de una semana hacen una evaluación psicológica muy exhaustiva y comienza la terapia”, explica la doctora Jiménez. No obstante, recuerda que existen variables que pueden dificultar el tratamiento, que se realiza tanto en grupo como individualizado, tales como los trastornos asociados al TDAH, el alcohol, el consumo de sustancias, la depresión… O, incluso, la no aceptación del problema. Esto implica que, en algunos casos, deba ser combinada la terapia con fármacos.
Todo un submundo que ha quedado opacado por el Covid-19 y que sigue ahí, y tiende cada vez más al despliegue de las adicciones en Internet. Pero, por suerte, tiene remedio y la primera fase es la aceptación de que se tiene un problema, acudir a los profesionales, voluntad y tratamiento. La otra pandemia silenciosa, que sufren miles de personas en toda Cataluña.