Cornellà de Llobregat (Barcelona) recupera la figura del sereno, característica de la cultura española desde el siglo XVIII a mediados del XX. El Ayuntamiento de la ciudad del Baix Llobregat ha puesto en marcha el nuevo Servicio de Observación Nocturna (SON), un proyecto que recupera el oficio centenario desaparecido para mejorar la sensación de seguridad en las calles durante las noches, poniendo el acento en la protección de las mujeres.
Los integrantes de este nuevo servicio, cuatro hombres y tres mujeres mayores de 45 años que estaban en el paro, harán funciones a medio camino entre la de los tradicionales serenos y la de agente cívico. Estas actuaciones, según asegura el consistorio, se realizarán en estrecha colaboración con la Guardia Urbana y los Mossos d'Esquadra.
Objetivos de la vuelta de los serenos
“El objetivo es velar por la tranquilidad, mejorar la sensación de seguridad y la confianza ciudadana en las calles, especialmente desde una mirada con perspectiva de género en lo que se refiere a los recursos de protección que la ciudad despliega en el espacio público, pensando en la población femenina, sobre todo en horario nocturno”, ha explicado en un comunicado el Ayuntamiento de Cornellà de Llobregat.
Los siete nuevos integrantes pasearán diariamente, con chalecos reflectantes de color naranja y la palabra Serenos estampada en ellos, por las calles de Cornellà a pie entre las once de la noche y las seis de la madrugada. En una primera fase, estarán presentes solo en los barrios de Sant Ildefons y de La Gavarra.
Servicios de acompañamiento
Uno de los servicios más destacados que ofrecerán estos serenos será el acompañamiento nocturno a personas, como se realizaba durante las primeras décadas del siglo XX. Este soporte, según explica el consistorio, irá destinado principalmente a mujeres que tengan que salir de noche para ir a trabajar o desplazarse por necesidad a algún lugar, como puede ser una farmacia de guardia.
También pueden acompañar hasta sus casas a personas con movilidad reducida o a ancianos que hayan podido desorientarse. Estos son los objetivos del SON, aunque a la espera de resultados eficaces de esta iniciativa municipal que cayó en desuso a mediados del siglo XX, a pesar de su lucha por la supervivencia. Ahora la extinción del oficio retorna en una prueba piloto a dos pasos de Barcelona, como ya hicieron en su momento Santa Coloma de Gramenet y Premià de Dalt.