En Cataluña, el pasaporte Covid ya no es una exigencia para poder acceder a locales de restauración, gimnasios y residencias. Desde el pasado jueves, no es obligatorio enseñar el certificado a la entrada de estos establecimientos al constatarse que no es una garantía de protección ante la variante ómicron. Pero los problemas relacionados con este documento a la hora de pisar un aeropuerto para viajar fuera de España continúan.
El colapso de los centros de atención primaria (CAP) ha provocado que, en muchos casos, las personas con síntomas leves --o sin síntomas, pero contacto de algún positivo— se hayan tenido que hacer un test de antígenos. Lo que se conoce como TAR (test de antígenos rápido). Algo que, a muchos ciudadanos autodiagnosticados, les ha dado problemas posteriormente para obtener un certificado válido para moverse por la Unión Europea. La normativa actual obliga a acreditar el pasaporte de vacunación o el de recuperación, o a presentar una prueba negativa.
Entrada de un centro de salud de atención primaria en Cataluña / AJ VILADECANS
La negativa del CAP en hacerte una PCR
Sandra es una de las afectadas. Tiene la primera dosis y, días antes de administrarse la segunda, dio positivo en un test realizado por ella misma y pagado de su bolsillo. En su caso, es todavía más necesario obtener el pase Covid, puesto que trabaja “durante algunas temporadas fuera del país” y tiene parte de su familia en Francia.
Esta mujer explica a Crónica Global que, al saber que tenía el virus, llamó a su CAP y pidió hacerse una PCR para que, de esta forma, pudiese conseguir el documento. “Me dijeron que ellos no me la podían hacer, pero que podía acudir a una clínica privada”. Lamenta que los “antígenos no den derecho a obtener el pasaporte Covid” y los ciudadanos tengan que “poner de su bolsillo” el dinero para realizarse una prueba válida en un centro privado. “No todo el mundo se lo puede permitir”, asegura otra fuente consultada, que está en la misma situación y considera excesivo el precio de una prueba PCR.
Los más beneficiados: los laboratorios privados
Además, parte de la familia de Sandra y de su marido están residiendo en Francia. Por eso, cada vez que van de visita, tiene que “pagar tests” hasta que se le permita administrarse la siguiente dosis. “No es justo que para ponerte la vacuna constes como positivo, pero para obtener el certificado de recuperación, no”, critica.
Los precios de las pruebas en estos centros oscilan entre los 80 y 100 euros --en el caso de las PCR-- y entre 30 y 40 los antígenos. Es por ello por lo que, sin duda, los laboratorios privados de análisis clínicos han salido beneficiados durante las sucesivas olas de coronavirus. También en el caso de esta última.
Un "gasto extra" para quienes viajan
El pasaporte Covid es, hoy por hoy, la única llave para entrar y salir de la Unión Europea. El problema aparece cuando la persona no consigue un certificado que avale que ha superado la enfermedad. Entonces, como alternativa, debe presentar una PCR negativa realizada en las 72 horas previas a viajar o, en algunos casos, un test de antígenos en las 48-24 horas antes del viaje.
Esta medida afecta al bolsillo de quienes no han podido obtener el pasaporte Covid, y quienes ya cuentan con sumar un “gasto extra" derivado de la mala gestión de unas Administraciones” que no han previsto esta cuestión. A las numerosas dudas sobre los requisitos para poder viajar fuera de España, se le agrega la obligatoriedad o no de la dosis de recuerdo. El acuerdo al que llegó el Consejo de Asuntos Generales de la Unión Europea no detalla si los ciudadanos están obligados a vacunarse por tercera vez para poder viajar dentro del espacio Schengen.
La necesaria digitalización en el ámbito de la sanidad
Todos estos contratiempos evidencian, como lleva sucediendo desde el inicio de la pandemia, la necesidad de mejorar la digitalización en el ámbito de la sanidad. “Toda solución capaz de agilizar y dinamizar procesos sería de gran ayuda”, aseguran desde Asho –empresa nacional dedicada a la prestación de servicios de codificación de altas hospitalarias y codificación automática de procesos ambulatorios--.
De hecho, en Cataluña este problema se visualizó durante las solicitudes del pase Covid, cuando el Gobierno autonómico decretó su obligatoriedad para acceder a restaurantes y locales de ocio nocturno. Muchos sufrieron las esperas interminables en las aplicaciones digitales. También en esta comunidad “tuvo que retrasarse una semana la campaña por un colapso en el sistema de La Meva Salut, donde se acumularon largas colas digitales que impidieron la expedición del certificado”.
"La digitalización es una herramienta de gran potencial para el sector sanitario, gracias, principalmente, a las diferentes posibilidades que nos ofrece". En este sentido, hace tiempo que se viene reivindicando una mayor inversión para mejorar la calidad de las gestiones del sistema, esperando así poder evitar que se repitan los episodios de caos vividos durante la pandemia.