La Audiencia de Barcelona ha condenado a cinco años y medio de prisión al conductor que en marzo de 2020 mató a una pareja de motoristas cuando circulaba ebrio, bajo los efectos de las drogas, en contradirección, con exceso de velocidad y sin puntos en el carné por las calles de Badalona.
Es la primera vez en Cataluña que el tribunal aplica el artículo 142 bis, que eleva las penas en los casos de homicidio imprudente cuando se considera que los delitos cometidos son de especial gravedad.
No podrá conducir en 7 años
La Audiencia considera que el kamikaze "infringió las normas más elementales de cuidado" y que, además de causar la muerte a la pareja, su conducta "puso en grave riesgo a muchos usuarios de la vía".
El tribunal ha impuesto al condenado la prohibición de conducir vehículos a motor durante siete años y ha ordenado que permanezca en prisión hasta que cumpla la mitad de la condena. Además tendrá que indemnizar con 399.062 euros a los tres hijos de la pareja fallecida, además de los 12.635 euros que tendrá que abonar a otro conductor que también resultó herido y que sufre secuelas.
Puso en riesgo a conductores y peatones
Los hechos sucedieron el 6 de marzo de 2020 cuando el condenado conducía el coche que le había prestado un amigo por la calle Maresme de Badalona. El kamikaze circulaba con exceso de velocidad, sin puntos y bajo el efecto del alcohol y las drogas, “lo que mermaba sus facultades psicofísicas, con la consiguiente lentitud de reflejos y reducción del campo visual”, recoge la sentencia.
Al percatarse de la presencia de una patrulla policial, la sentencia considera probado que el acusado comenzó a circular en sentido contrario durante más de 200 metros. En un momento dado, giró por la avenida Alfonso XIII "en contradirección, en zigzag y sin respetar las fases semafóricas de rojo". Ante este comportamiento, los demás usuarios de la vía tuvieron que evitarlo para no impactar con él y, en el caso de los viandantes, saltar para no ser arrollados.
Llegó a los 133 kilómetros por hora
Ya en la calle Joan XXIII, y habiendo alcanzado una velocidad de hasta 133 kilómetros por hora en el centro urbano, donde está limitado a un máximo de 50, colisionó con la pareja, que viajaba en moto, provocándoles la muerte. La violencia del impacto arrastró la motocicleta de las víctimas, que chocó contra otro turismo hiriendo al conductor, al que ahora tendrá que indemnizar.
En el impacto, el conductor y su amigo, que viajaba de copiloto, "salieron precipitadamente del vehículo, corriendo cada uno en una dirección" e intentaron huir. Cuando los agentes los interceptaron e intentaron detenerlos, el procesado forcejeó y mantuvo una actitud chulesca. “Ha sido un homicidio imprudente pero no iré a la cárcel”, exclamó. Sin embargo, el acusado lleva desde entonces en prisión preventiva y tendrá que permanecer en el centro penitenciario hasta el cumplimiento de la mitad de su condena.