El vídeo de una menor fallecida en trágicas circunstancias se ha hecho viral después de que su padre, en pleno proceso de duelo, haya hecho público a través de sus redes sociales que han donado sus órganos para alentar a otras familias a hacer lo mismo. “Tengo cuatro años y me despido del mundo de forma trágica e injusta. Gracias por la fuerza que me habéis dado y el cariño a mis papás y tetes. Y a los cinco amiguitos a los que ayudo a vivir con mis órganos, sed tan felices como he sido yo. Os dejo mi sonrisa para que no desaparezca”, reza el texto compartido por la familia.
No obstante, este hecho plantea el debate sobre el anonimato de los donantes y los receptores ante la posibilidad de que, de desvelarse su identidad, se establezcan relaciones patológicas entre las partes. La Organización Nacional de Trasplantes (ONT) despeja las dudas al respecto y recuerda el deber de la sociedad de cuidar este delicado proceso para que el sistema de donaciones español, líder a nivel mundial, continúe funcionando como hasta ahora lo ha hecho.
Proteger el altruismo
Desde la ONT recuerdan la importancia de mantener el anonimato de ambas partes para garantizar que el proceso se realice de una forma puramente altruista. “En España la ley protege la identidad tanto del donante como del receptor”, recuerda Belén, miembro del área de comunicación de la organización. “Tenemos que velar por la protección de la identidad, para que ambas partes puedan continuar con sus vidas”, explica.
La ONT deja muy claro que no tienen nada que recriminar al padre de la menor, que está en su derecho de hacer pública su decisión si así lo desea como parte del homenaje a su hija. Es más, dicen sentirse “tremendamente agradecidos” por haber accedido a donar sus órganos, que servirán para ayudar a vivir a otros niños. Sin embargo, apelan a la responsabilidad de los medios para garantizar la confidencialidad del proceso.
Evitar relación entre las partes
“El compromiso de los medios pasa por no desvelar fechas concretas en las que se realiza una donación, el posible destino de la misma o cualquier otra información sensible que pueda servir para que las familias establezcan relaciones”, sean o no certeras, aclaran desde la organización.
El motivo no es otro que evitar que se produzcan contactos que, lejos de beneficiar a las partes, podrían desencadenar un perjuicio. En este sentido, en países en los que las donaciones no son anónimas, algunas familias de los fallecidos, en un proceso de dolor por la pérdida de un familiar, han intentado contactar con las personas receptoras de los órganos, lo que ha derivado situaciones incómodas o relaciones patológicas dañinas para ambas partes. En algunos casos, se ha dado el descorazonador escenario de que los receptores, pese a su agradecimiento, se han planteado denunciar a la otra parte por sentirse acosados.
Gratuito y confidencial
Esto es precisamente lo que pretende evitar el modelo español, que por la Ley 30/1979 y el Real Decreto 426/1980, que desarrolla la primera norma, establece “la gratuidad y confidencialidad tanto para el donante del órgano como para el receptor del mismo”.
Desde la ONT explican que esta decisión evita que se puedan dar relaciones “que no son sanas” entre las partes: “una porque está en pleno duelo y la otra porque se sienta en deuda”. Por eso, recomiendan a la prensa no hacerse eco de detalles que podrían poner en riesgo la estabilidad psicológica de cualquiera de las partes. Cuando esto se publica, inciden, se está incumpliendo la ley de trasplantes, que vela por la confidencialidad del delicado proceso.
Récord histórico en donaciones pediátricas
Sin embargo, recalcan, aún en aquellos casos mediáticos en los que se pueda llegar a establecer una cierta conexión entre ambos hechos, la donación difícilmente resultaría frustrada. “Aún así sería difícil saber cuál es el receptor porque la donación es prácticamente inmediata al momento del fallecimiento, se activa en cuestión de horas”, explican desde el área de comunicación de la organización.
Gracias a esta garantía legal, que pone el foco en la protección y el bienestar de los implicados, el modelo ha sido un éxito durante los últimos 30 años. De hecho, España batió el récord histórico de trasplantes pediátricos en 2020, pese a la pandemia. Solo ese año, las familias de 197 niños fallecidos tuvieron la generosidad de donar los órganos de sus hijos para mejorar la calidad de vida de otros menores. Gracias a su altruismo, entre 2015 y noviembre de 2021 se realizaron 300 donaciones de menores que ayudaron a vivir a 900 niños trasplantados.