Este miércoles se ha celebrado en la Audiencia de Barcelona el juicio contra el gerente de un restaurante de comida china de la calle Mallorca de Barcelona por intentar matar a un joven cuya esposa cogió una planta de plástico de la terraza del local para fotografiarse con ella sin ánimo de robarla.
Según el responsable del local, mientras lavaba los platos en su restaurante el mediodía del 22 de septiembre de 2019, observó como una chica se llevaba una maceta de su puerta y avisó a su mujer. "Mi esposa salió a la calle. Yo me quedé dentro porque había dos clientes. Un rato después escuché mucho ruido fuera y salí". Siempre según su versión, en un primer momento le pidió a la chica que le devolviera la planta. "La chica y el novio insultaban a mi mujer. Les pregunté: '¿Por qué os lleváis cosas y nos insultáis?'". Según el acusado, cuando intentó llamar a la policía, la víctima le propinó un puñetazo que le provocó un desmayo. "Me desperté y vi todas las mesas tiradas, mi mujer estaba tendida en el suelo y la estaban golpeando. Me sentía aturdido, pero quería salvar a mi mujer. Entré en el bar, cogí una 'cosa' y salí", ha declarado.
La "cosa" era un cuchillo de cocina
La fiscal ha incidido, sin éxito, en que el acusado explique qué era esa "cosa", que según la calificación del Ministerio Público, basándose en lo declarado por los testigos, era un cuchillo de cocina de grandes dimensiones. "No recuerdo nada. Cogí una cosa, cualquier cosa. Quería salvar a mi mujer", ha respondido. "¿Y qué hizo con esa 'cosa' para salvar a su mujer?", ha repreguntado la fiscal. El acusado se ha mantenido en sus trece: "Cualquier cosa", ha esquivado la pregunta. "Si hubiese querido matar a esta persona... tengo cuchillos para hacer sushi", ha rematado. También el letrado Ricardo Gómez de Olarte, la acusación particular, le ha recordado que en Instrucción su mujer declaró que lo que había cogido era un cuchillo.
Su versión difiere de la de la víctima, el joven que permaneció ingresado durante cuatro meses por las puñaladas que recibió ese día, que le seccionaron la femoral y que estuvieron a punto de hacerle perder la pierna. De hecho, el forense ha explicado que de no recibir atención médica inmediata, hubiera muerto. "Intenté mediar cuando la señora salió de forma agresiva a increpar a mi mujer y le devolví la planta". Pero, según su versión, no fue suficiente. El gerente del local y su esposa lo acorralaron y lo golpearon. "Intenté golpear al gerente pero lo recuerdo como en un sueño, a cámara lenta, no llegué a tocarlo porque me había clavado un cuchillo. Mi camisa estaba como un rallador de queso. Me mareé, intenté huir y me asestó la última puñalada en la ingle. El siguiente recuerdo es en la ambulancia", ha relatado. La víctima ha explicado que por estos hechos padece estrés postraumático, perdió un testículo y le faltan varios músculos y tendones de la pierna, lo que ha derivado en una incapacidad laboral total y en una cojera.
La inverosímil versión de la mujer del regente
"Había dos cuchillos recién lavados en la cocina, muy mojados. Los testigos reconocieron uno de ellos, de treinta y largos centímetros, como el arma que empuñó el acusado", ha declarado uno de los agentes de la Guardia Urbana de Barcelona (GUB) que acudió al lugar de los hechos. "Sorprendentemente estaba muy tranquilo y reconoció que sí, que lo había agredido", ha recordado el agente.
La mujer del acusado insiste en que ella se desmayó a causa de los golpes y su marido también. Cuando se despertó, mareada, vio a su marido tambaleándose. El joven le estaba dando patadas. Después, dice, ya no recuerda más. Sin embargo, la fiscal le ha recordado que en su día declaró en los juzgados que su marido estaba desmayado, que cuando se despertó entró a por un cuchillo de cocina. No obstante, dijo, no quería herir a nadie. La víctima se lo clavó en la ingle accidentalmente mientras intentaba propinar una patada a su marido. Después fue a lavarlo, volvió al lugar de la discusión y se tumbó de nuevo en el suelo. Sin embargo los testigos desmienten este extremo e inciden en que ninguno de los dos perdió el conocimiento en ningún momento.
La "plantita de Ikea"
"Estábamos paseando por la calle Mallorca. Yo quería apagar un cigarrillo. Vi que en una terraza de un restaurante chino había un cenicero sobre un barril de madera. Al lado del cenicero había una plantita de plástico, la típica de Ikea de un euro, y la cogí para hacerme una foto con ella". Según su versión el dueño salió hecho una furia y los amenazó con un cuchillo. "Nos acorralaron y él empezó a acuchillar a mi novio". Mientras escapaban, el gerente del restaurante chino continuó apuñalándolo. "Fue muy loco", confiesa la mujer. "Mi pareja recibió más de cinco cuchilladas por delante y dos por la espalda", ha recordado la joven. "Se le fue la olla, se puso histérico, superagresivo, pero cuando llegó la policía volvió a su trabajo, fingió demencia".
Por estos hechos, la Fiscalía solicita para el acusado siete años de prisión por un delito de homicidio en grado de tentativa. La acusación particular pide 15 años de cárcel por homicidio puesto que, aún concurriendo en una tentativa, se cometió con ensañamiento, ocultó el arma y hubo una omisión del deber de socorro. Por su parte, la defensa solicita la absolución al alegar que fue en defensa propia y acusa a la víctima de un delito de lesiones.