Este miércoles arranca en la Audiencia de Barcelona el juicio contra el gerente de un restaurante chino que en 2019 intentó matar a un joven después de que su novia hiciera el amago de robar una planta de plástico del local.
Por estos hechos el fiscal solicita para él 7 años de cárcel por un delito de homicidio en grado de tentativa. La acusación particular, en representación de la víctima, solicita 20 años de prisión por asesinato en grado de tentativa y ocultación de arma o de 15 por homicidio puesto que, aún concurriendo en una tentativa, se cometió con ensañamiento. Por su parte, la defensa solicita la absolución y alega que su defendido actuó en defensa propia.
La agresión
Los hechos sucedieron el 22 de septiembre de 2019 en la calle Mallorca de Barcelona. Después de comer, la víctima y su novia cogieron una planta de plástico, sin ánimo de apropiársela, de la terraza de un restaurante de comida china que a esas horas ya había terminado el servicio.
Del local salió la esposa del acusado --y gerente del local-- que les exigió que devolvieran la maceta a su sitio. La discusión subió de tono hasta que el responsable del restaurante, de nacionalidad china, salió del establecimiento y golpeó al novio de la joven. Posteriormente entró en el local y cogió un cuchillo de la cocina.
Le seccionó la femoral
Según la calificación del fiscal, el acusado, “salió del restaurante con un cuchillo de grandes dimensiones, se dirigió a la víctima y, con la intención de quitarle la vida, se lo intentó clavar en varias ocasiones”.
La última puñalada, en el área inguinal, le seccionó la arteria y la vena femoral. La agresión habría resultado mortal de no ser por la rápida intervención de los testigos, que presionaron la herida de la víctima con una camiseta, aunque no pudieron evitar que perdiera una gran cantidad de sangre. Por estos hechos, el joven tuvo que ser intervenido hasta en cinco ocasiones y sufre graves secuelas, entre ellas la pérdida de un testículo, cicatrices y una acuciada cojera.
Defensa propia
Habrá que esperar para conocer si la inverosímil declaración de la mujer del acusado, que testificó que su marido, que estaba tendido en el suelo, se levantó para ir a la cocina para lavar unos cuchillos y regresó para tumbarse de nuevo en el mismo sitio, servirán para convencer al juez.