La (mala) relación con la familia política es uno de los conflictos más habituales entre las parejas, y es probablemente uno de los temas que más cantidad de chistes y chascarrillos genera. Lo cierto es que hay pocos estereotipos tan asentados como aquellos que rodean las relaciones con la suegra o el cuñado. Si bien hace años, cuando era bastante habitual convivir diariamente con la familia política, resultaba normal tener ciertos roces, ¿por qué la relación con la familia de la pareja sigue teniendo hoy en día tan mala fama?
“La causa de los conflictos con la familia política es un problema atemporal, porque suele darse por una falta de límites. En muchas parejas los límites no están marcados, algo que deriva necesariamente en problemas cuando hay suegros demasiado entrometidos e invasivos. Marcar límites suele ser una tarea antipática que muchas veces incomoda tanto al que los pone como al que los recibe”, explica Sebastián Girona, psicólogo especializado en vínculos y autor de dos libros: No te aguanto más y Cada cual por su lado.
“Yo no me comprometí con tu familia, sino contigo”
Una vez los problemas con los padres o los hermanos de la pareja afloran y el conflicto acaba salpicando a la pareja, una de las frases con las que se justifica no solucionar el conflicto es “yo no me comprometí con tu familia, sino contigo”. Y si bien a priori nos puede parecer cierto, “es una verdad a medias. Cuando conocemos a una persona casi nunca viene sola. Suele ser como el combo de comida rápida, la hamburguesa viene con las patatas y el refresco. A partir de aquí, es muy difícil separar a nuestra pareja de su familia de origen. Por ello, será necesario buscar una relación que por lo menos sea correcta con nuestra familia política. No es necesario que nos convirtamos en amigos de nuestros suegros, pero tendríamos que intentar mantener una relación cordial”, señala este psicólogo de origen argentino, que además ha llevado al teatro, con muy buena respuesta del público, Terapia en Escena, las parejas tienen que aprender a pelearse, una interesante obra que plantea diferentes conflictos de pareja y ensaya posibles soluciones.
Problemas entre nueras y suegras
Según un estudio realizado por el portal Netmums entre 2.000 mujeres, una de cada cuatro tiene una mala relación con su suegra. ¿Por qué la mala relación se suele dar entre mujeres? Girona lo tiene claro: “esto sucede habitualmente porque suelen presentarse muchos conflictos de poder entre ellas. La suegra puede sentirse desplazada del cuidado de su hijo y muy amenazada por pasar a un segundo plano”.
“Establecer ciertos límites es necesario para sostener una relación cordial”. Sin embargo, matiza este psicólogo afincado en Cataluña, “es algo que es mejor que haga el hijo con sus propios padres, porque por mucho que yo intente ser respetuoso con mis palabras y cordial a la hora de poner ese límite, siempre va a sonar raro e incómodo”.
Pese a las incomodidades o tiranteces, es importante “apostar por el respeto y la consideración por ambas partes para no hacer que el conflicto con la familia política se convierta en algo irreversible. Es fundamental -insiste el experto en vínculo- establecer, sin hacerlo de manera brusca, unos límites claros y firmes. Estos son un buen ordenador para llevarse bien con los suegros”.
Reconducir el conflicto
Una vez tenemos el conflicto sobre la mesa, reconducirlo e incluso llegar a tener una buena y fluida relación es posible si no han mediado “discusiones fuertes o insultos, que siempre tienen un camino complicado de vuelta. En estos casos soy un firme defensor del diálogo en positivo, sin comentarios negativos, una herramienta fundamental para trabajar el vínculo; y la empatía. La suegra no es perfecta ni tiene razón en todo, es cierto, pero hay que tratar de entender que responde a su educación, cultura, valores... Seguro que tiene algo positivo, la opción es tratar quedarse con lo bueno de ella”, concluye Girona.