Abel Urbina es un apasionado de la música, actividad que convirtió en su afición ante la necesidad de evadirse del acoso que recibía por su discapacidad, aunque la vida le ha llevado por otro camino. Hoy, a sus 29 años, este vecino de Santa Coloma de Gramenet estudia un curso online de patronaje y moda con el que pretende ampliar su conocimiento para impulsar su marca de ropa para personas con movilidad reducida. Por ahora, es conocido en la esfera local y a través de sus redes sociales.
Este emprendedor tiene dificultades de movilidad en el lado izquierdo de su cuerpo desde los dos años, lo que se conoce como hemiparesia, cree que como consecuencia de la tos ferina que sufrió a las dos semanas de nacer. Durante toda su vida ha tenido que lidiar con los problemas cotidianos que supone tener una discapacidad, como por ejemplo vestirse. Sin embargo, fue a raíz de una operación para tratar la epilepsia que también padece cuando se dio cuenta de que su mismo problema de movilidad "lo podían tener otras personas”.
A los 25 años, desde el hospital y tras la intervención, se encontró con otro paciente al que “parecían faltarle varios dedos”. Esto le hizo pensar que, si a él “ya le costaba ponerse una camisa”, a una persona a quien le faltasen las extremidades podría costarle “mucho más”.
Desde ese momento, Urbina, explica a Crónica Global, se puso en marcha para diseñar algún tipo de prenda para personas con movilidad reducida que fuera fácil de abrochar y desabrochar. Para ello, sus padres fueron un apoyo fundamental.
Sin botones
El hecho de que ambos se dedicasen al patronaje durante varios años ayudó a hacer un poco más realidad este proyecto que aún está en fase inicial. Sus progenitores consideraron que “era una buena idea que podría tener salida”, teniendo en cuenta el fin para el que está pensado y, por otro lado, porque “es algo novedoso” y poco habitual en la moda. Ahora, Urbina está siguiendo el ejemplo de sus padres y ha comenzado a estudiar por su cuenta un curso superior de patronaje y moda.
El joven ha pensado un tipo de camisa sin ojales, sustituyendo los botones frontales y de las mangas por imanes, de manera que se puedan desabrochar mucho más fácil. Según relata, tras conversaciones con algunos doctores, ha tenido en cuenta hasta el grado de magnetismo de las piezas para que no afecte a personas con marcapasos.
Tres modelos
En su día explica que patentó el modelo de utilidad que le iba a dar a la prenda y está a la espera de que le acepten su propuesta de nombre para la marca desde la Oficina Española de Patentes y Marcas, con la que dice ya se ha "puesto en contacto". Por ahora ya vende varios modelos bajo la marca Urbina Urban. Se trata de tres camisas tejanas: una vaquera estampada, una lisa de color azul y una negra, que se pueden adquirir por 59,99 euros en su página web.
Su "intención" a largo plazo es contactar con empresas reconocidas en el sector textil para ofrecerles el producto. Es una historia de superación personal de una persona emprendedora con “esperanzas” de que, en un futuro, pueda dedicarse a “ayudar al mayor número de personas posible”.