El programa Aligning Science Across Parkinson (ASAP) ha otorgado once millones de dólares –cerca de 9,5 millones de euros– al equipo de Enfermedades Neurodegenerativas del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR). El grupo, liderado por el doctor Miquel Vila, estudiará las causas y los mecanismos del Parkinson y buscará posibles nuevas terapias que podrían aplicarse en etapas tempranas de la enfermedad, según explica en un comunicado.
En 2019, el mismo equipo de investigadores descubrió que una producción excesiva de un pigmento conocido como neuromelanina en modelos animales degenera las neuronas de la sustancia negra y se asocia con el desarrollo del Parkinson. A partir de aquí, el grupo quiere centrarse ahora en “analizar cómo la acumulación progresiva de neuromelanina con la edad altera la función neuronal en diferentes circuitos cerebrales afectados en la enfermedad”, apunta el doctor Vila.
La edad: el principal factor de riesgo
Este pigmento se acumula en el cerebro con el paso de los años, especialmente en la región de la sustancia negra, y puede llegar a ocupar toda la neurona, lo que le da un aspecto marrón oscuro. Por este motivo, la edad es el principal factor de riesgo para desarrollar Parkinson.
Aun así, este nuevo proyecto del VHIR también se centrará en otras áreas cerebrales que también contienen neuromelanina pero que están poco estudiadas, como el locus coeruleus. Analizarán, pues, el papel que juega en la degeneración de estas regiones a lo largo del tiempo, especialmente en fases preclínicas o tempranas de la enfermedad. Los investigadores también identificarán los mecanismos por los cuales ésta progresa hacia otras áreas del cerebro, e incluso fuera de éste, lo que da lugar a síntomas no motores, como trastornos cognitivos o alteraciones gastrointestinales.
Estrategias terapéuticas
Desde el punto de vista terapéutico, los expertos determinarán si reducir los niveles de neuromelanina o modular la actividad de los circuitos cerebrales implicados puede permitir que se recupere la función neuronal y evitar la neurodegeneración que sufre el cerebro cuando se ve afectado por la enfermedad.
“Algunas de las estrategias terapéuticas que proponemos investigar en este proyecto son no invasivas y seguras para los humanos”, afirma el Dr. Vila, por lo que podrían ser directamente aplicables a pacientes si se demuestra su eficacia en modelos experimentales”, concluye.
Estudios en cerebros humanos
Estos estudios se desarrollarán en cerebros humanos y en modelos de experimentación animal, en los cuales se ha inducido la producción de este pigmento para simular lo que ocurre en pacientes con Parkinson, ya que la mayoría de animales no lo producen de forma natural.
En el proyecto participan también investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBERNED), la Universidad de Sydney, la Universidad Tor Vergata de Roma, el Instituto Leibniz de Neurobiología, además de colaboradores del Instituto Karolinska y el Achucarro Basque Center for Neuroscience.