Un 48,7% de los empleados que realizan teletrabajo no intervienen en las reuniones virtuales que organizan las empresas. Esta afirmación se puede entender en un contexto en el que, desde el inicio de la pandemia, muchos empleadores optaron por este modelo de trabajo al que, sin embargo, los asalariados no estaban acostumbrados. En este contexto, se pasó de un entorno laboral completamente presencial, basado en la interacción cercana y cálida con los compañeros, a comunicarse con una pantalla de por medio. Esta realidad ha dado lugar a reuniones en las que solo intervienen las personas estrictamente necesarias y en las que el resto escuchan, callan, y apuntan. Es lo que se llama "silencio virtual".
La mejora de los datos epidemiológicos ha supuesto el retorno paulatino a las oficinas. A pesar de ello, actualmente un 14,7% de los empleados siguen en teletrabajo uno o dos días por semana, frente al 5% que se encontraban en esta situación antes de la pandemia, según las cifras reflejadas en los datos de teletrabajo del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI) correspondientes al segundo trimestre de 2021. Esta situación muestra cómo el trabajo en remoto ha llegado para quedarse, por lo que los empleados que estén en este modelo laboral deben reciclarse y adaptarse a la nueva forma de empleo que se les ha asignado. Algunos de ellos, sin embargo, entienden y, en realidad, comparten, el comportamiento de los que asisten a las reuniones como meros espectadores.
“No conozco a nadie”
A pesar de la destrucción de empleo que ha supuesto la pandemia, también han habido empresas que han tenido la oportunidad de contratar a personal. Es el caso de Roger L, un joven de 25 años que entró en un despacho de arquitectura de Barcelona en enero de 2021. Desde que empezó a trabajar aún no ha ido a la oficina, lo que intercede en su confianza para intervenir en las reuniones de equipo. En este sentido, explica que “te conectas a una videoconferencia en la que hay 25 personas, en la que solo conoces de forma presencial al jefe, y del día que firmaste el contrato, y claro, te quedas cortado”. Esta situación, relata, en su caso se debe a que “me siento juzgado, porque soy el que nadie conoce, por lo que si hago alguna aportación seré objeto de un análisis riguroso”.
La realidad descrita representa una de las múltiples causas que pueden estar detrás del silencio virtual de los empleados. Otra de las razones es la que presenta Marga, abogada de 29 años, que trabaja en un despacho de la capital catalana. En su caso, cuando hace reuniones ella interviene muy poco, o la mayor parte de veces, no lo hace. Esta situación obedece a que entiende que “son reuniones innecesarias”, dado que en ellas se aporta información que “tranquilamente se podría remitir vía email”. En este contexto, “me veo allí repasando los días libres, festivos y turnos de uso de los despachos y me siento ridícula”. Lo resume de forma taxativa: “Ante el cabreo que tengo, opto por callar”.
Entorno inadecuado
El hecho de realizar teletrabajo implica que el empleado realiza su trabajo en casa, en un entorno y con unos recursos que no siempre son los adecuados. A pesar de disponer de una sala en la que contar con un ambiente aparentemente tranquilo, los que son padres han tenido que lidiar con la combinación de su desempeño profesional y el cuidado de los niños.
Es el caso de Pep, copywriter asalariado de 35 años, y padre de dos niños de tres y cinco años. En su caso, explica que “durante toda la reunión con los jefes de equipo tengo el micro silenciado”. Esta situación obedece a que, a pesar de que nadie lo ve, “enfrente de mí tengo a mis dos hijos pegándose, viendo la televisión o simplemente bajo mi supervisión”. Esta es la única forma que ve de “poder estar en dos sitios a la vez, de estar atento a lo que me dicen, pero a la vez pendiente de mis hijos”. Pep lo tiene claro: “El teletrabajo es comodidad, pero también es asunción de responsabilidades domésticas durante las 24 horas de día”. Y sentencia: “Es lo que hay”.
Humanizar la comunicación virtual
La irrupción y la posterior consolidación del teletrabajo ha puesto sobre la mesa la necesidad de adaptar las plataformas de videoconferencia a las casuísticas que supone el trabajo. En este contexto, algunas empresas han optado por humanizar las reuniones virtuales, con el objetivo de mejorar la experiencia del usuario. Es el caso de Cisco Webex, cuyo director de Colaboración, Michel Rodríguez, explica en conversaciones con Crónica Global que han implementado soluciones de inteligencia artificial (IA) para solucionar la mayor parte de problemas que se puedan dar.
En este sentido, lo más importante es hacer que el trabajo sea “inclusivo” y esté “centrado en el bienestar de las personas”, explica. Es por ello que esta empresa ha adoptado soluciones de IA para eliminar los ruidos ambientales de las videollamadas (perro ladrando o niño llorando, por ejemplo). En la misma línea, también suprime las “voces de las personas que no están delante de la cámara”. Con el objetivo de evitar que se establezca una frontera virtual entre los trabajadores reunidos en una misma sala y los que están en teletrabajo, se han adoptado tecnologías con “cámaras que generan planos similares de cada uno de los empleados”, estén en casa o en la oficina. Esta situación genera una sensación de igualdad entre los reunidos que, de esta forma, no sufren los efectos de la distancia digital.