El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha dado un espaldarazo a las últimas restricciones propuestas por el Govern para atajar la propagación del coronavirus. Medidas que, básicamente, se enfocan a limitar el contacto social en los actos públicos que se celebren.
Por todo ello, las reuniones privadas y sociales solo se podrán celebrar con un máximo de 10 personas y los actos religiosos y otras celebraciones análogas solo se podrán celebrar con un aforo limitado al 70% de la capacidad total del espacio.
Fin de la quinta ola, pero no del Covid
Cabe recordar que el fin de la quinta ola despierta el optimismo y lleva a la relajación de las medidas de protección ante el virus. Con todo, el Covid-19 aún está presente y el avance de la vacunación no propicia por ahora la inmunidad de grupo. Especialmente porque la inmunización entre los colectivos más jóvenes avanza a un ritmo lento. Tanto, que la consejería de Salut ha activado una campaña especial para promocionar y motivar a que más personas se inoculen la fórmula que limita de forma exponencial los casos más graves del virus.
Evitar una sexta ola es el objetivo actual de los gestores de la sanidad pública en Cataluña. Por este motivo se advierte a la población que no debe relajar las medidas de protección que se han mostrado útiles hasta la fecha. Tanto el uso de la mascarilla en espacios cerrados y aglomeraciones como la higiene de manos y la distancia de seguridad.
Ocio nocturno
Los magistrados del TSJC avalan por este motivo mantener restricciones que están enfocadas a limitar los encuentros sociales donde se producen los contagios. Todo ello, tras el pulso entre el Alto Tribunal catalán y el Govern por el intento de mantener en el tiempo el toque de queda.
La justicia catalana, igual que la de otras autonomías, ha declinado que el Ejecutivo use una limitación de derechos fundamentales, que requieren de una protección especial, para controlar a la población. Especialmente cuando los motivos esgrimidos se justifican más en clave de seguridad ciudadana que por el contexto epidemiológico.
Actualmente el toque de queda ha decaído en todos los municipios catalanes, incluso en los 19 en los que los datos de la pandemia sí propiciaban que se mantuviera. Este elemento también se ha quedado fuera del foco del debate sobre la gestión de la pandemia actual. Ahora, está centrado en la demanda de los responsables del ocio nocturno de una reapertura ordenada que por ahora no cuenta con el visto bueno del Procicat.