Una equivocación provocó que un vecino de Alforja (Tarragona) perdiera su vivienda y todas sus pertenencias. El hombre recibió la llamada de unos vecinos que le alertaron de la presencia de unos posibles okupas en su casa, pero cuando llegó a ésta se la encontró totalmente vacía.
Los hechos se remontan al 19 de junio de 2018, cuando los encargados de realizar un desahucio se equivocaron de inmueble y vaciaron uno que no tocaba. Tres años después, la víctima no ha recibido ninguna compensación ni disculpa, así como no ha podido recuperar nada de lo sustraído, aunque la causa penal se mantiene abierta en los Juzgados de Reus.
Una casa del 1900
Según ha informado el Diari de Tarragona, el afectado vive actualmente en Reus, pero nació en Alforja, donde ostentaba la posesión de una vivienda que había sido el domicilio de su tío y de su abuelo, así que por ella pasaron tres generaciones. Se trata de un edificio de unos 258 metros cuadrados que se construyó en el año 1900, aunque se encontraba en buen estado y la usaba como segunda residencia desde que la compró en 1993.
En su interior tenía varios enseres personales, ropa, electrodomésticos, botellas de vino y muebles antiguos, entre otros. Tras el suceso, todos ellos terminaron en un vertedero, fueron subastados en internet o rotos a mazazos.
Cambio de cerradura
Tras recibir el aviso de lo ocurrido, el propietario de la casa y su esposa se desplazaron al lugar y se encontraron con que las cerraduras habían sido cambiadas. Decidieron llamar a los Mossos d’Esquadra y acudió una patrulla, pero por prudencia no accedieron al interior del inmueble. Preguntaron a los vecinos, que les informaron que días atrás habían acudido varias furgonetas para llevar a cabo un desahucio hipotecario.
Los responsables cumplían instrucciones de Anticipa Real State que, tras lo sucedido, reconocieron la equivocación y entregaron las llaves al Ayuntamiento para que se las devolvieran al dueño, aunque la casa ya se encontraba vacía. Aseguraron que intentarían hacer lo posible por solucionarlo todo, pero los efectos retirados que no se destruyeron siguen sin haber sido devueltos.
Procedimiento judicial con demora
La víctima denunció los hechos ante la falta de explicaciones y su abogado averiguó que la casa sobre la que se había celebrado la subasta notarial compartía nombre y número, pero estaba ubicada en un callejón en lugar de en una calle. Se trataba de un edificio en construcción con varias viviendas, muy distinto a la casa centenaria del afectado, sobre el cual había una deuda.
Más de tres años después, el conflicto sigue sin resolverse y los denunciados no han contactado con el afectado. Aun así, el procedimiento judicial sigue en marcha por los delitos de allanamiento de morada, robo o hurto y receptación, aunque se tramita con notable demora.