La pandemia es probable que haya disminuido las infidelidades, pero desde luego no ha menguado las ganas de los españoles de lanzarse al adulterio. Según una encuesta de la plataforma de citas Ashley Madison, el 52% de los españoles tuvieron la intención de conocer personas nuevas a pesar del confinamiento. De hecho, nuestro país es el segundo de Europa con más usuarios dentro de plataforma de relaciones extramatrimoniales. El primero es Reino Unido. Manresa es la población que encabeza el ránking de las ciudades más infieles de España. ¿Pero qué lleva a una pareja a la infidelidad?
Jaquelina Pievaroli, psicóloga especializada en terapia de pareja y psicoterapia individual en Psicoemo, no cree que la rutina sea la causa principal de una infidelidad. “La infidelidad tiene que ver con cuestiones más profundas, de un problema preexistente, del tipo de relación que tiene la pareja, de heridas emocionales que se hayan dado durante la relación. Es un efecto de un problema emocional. En muchos casos es una muestra de que tenemos una relación de insatisfacción emocional o de lucha de poder. Por ejemplo, en los casos que más he tratado de lucha de poder, la persona sumisa es la que generalmente es infiel. Lo hace como forma de escapar a una realidad que no está resolviendo de forma directa”, sostiene Pievaroli.
¿Infieles por naturaleza?
Sin embargo, esta profesional recalca que, pese a que la infidelidad puede ser efecto de un problema que es responsabilidad de los dos, es el infiel el que “tiene el 100% de la responsabilidad de la infidelidad como respuesta a ese problema". Porque, "en realidad, un problema emocional se puede resolver de muchas formas: callando, castigando, maltratando, huyendo, hablándolo… La infidelidad es una de ellas. Por ello, la persona que fue infiel es la responsable de cómo haya decidido gestionar sus emociones”, afirman desde Psicoemo.
Carmen Torrado, psicóloga de Barcelona especialista en terapia de pareja, familiar e individual, apunta también que la infidelidad, “en infinidad de ocasiones, viene dada por una falta de seguridad en la persona que comete la infidelidad. Sus engaños le sirven para reafirmar su hombría o su feminidad, para sentir que sigue gustando. A veces, se trata de hombres o mujeres infieles por naturaleza y estos siempre lo serán y no se puede dar ninguna solución más que aceptar que esa persona no cambiará o abandonar al o la infiel sin dar oportunidades que desgastan y no sirven de nada”, lamenta esta profesional de la salud mental.
¿Segundas oportunidades nunca fueron buenas?
Para hablar de segundas oportunidades, Carmen Torrado considera que, primero, “debemos distinguir entre una infidelidad fruto de una noche de fiesta y una infidelidad en la que ha habido sentimientos hacia una tercera persona o encuentros repetidos a través del tiempo o la infidelidad con diversas personas”. Y aún siendo una infidelidad coyuntural, reconducir la relación no será nada fácil, si se logra. “La infidelidad es una herida que puede curar o no, pero, aunque lo haga siempre quedará la cicatriz. Se produce una pérdida de confianza que es muy difícil de recuperar. En caso de que se recomponga la relación y si hay un arrepentimiento sincero y un perdón de verdad, se pueden potenciar muchos aspectos positivos de la pareja y mejorar, por tanto, la relación, pero antes hay que curar una gran herida abierta”, explica Torrado. “Cuando se trata de personas reincidentes mi consejo es que se dé por terminada la relación si no se quiere vivir en un estado de perpetua intranquilidad”, aconseja esta terapeuta de pareja.
Jaquelina Pievaroli señala que para que haya segunda parte, se requiere de un compromiso y trabajo personal, en el que se empiezan a despertar o a poner en conciencia muchas cosas ya establecidas como patrón, y es trabajo tuyo decidir si quieres cambiar eso”. Sin embargo, “es complejo que funcione porque esto esconde cosas que son invisibles”, admite esta terapeuta. “Por eso hacemos primero sesiones conjuntas y sesiones individuales, porque la infidelidad acarrea muchas emociones difíciles de gestionar para ambas partes de la pareja”, describe Pievaroli.
Parejas desconectadas
Una de estas emociones es la culpa, que afecta especialmente al miembro de la pareja que ha sido infiel. “Para empezar a solucionarlo, es importante que la persona que ha sido infiel acepte su culpabilidad y pida perdón. No obstante, aceptar la culpa no debe conllevar aceptar humillaciones, por muy dolida o enfadada que esté la otra parte”, manifiestan desde Psicoemo.
El miembro de la pareja “traicionado” también debe, sin embargo, aceptar que la infidelidad es la evidencia de que algo en la pareja no iba bien. “Es importante hacerse cargo de la propia ceguera. Si la persona que tienes al lado te es infiel, es muy difícil que no te dieras cuenta de que algo andaba mal. Eso es síntoma de que estabas desconectado y de que cada uno iba por su cuenta. El problema estaba ahí. Esto hace que habitualmente la autoestima de la persona a la que han sido infiel quede muy tocada y piense que le fueron infiel porque algo en ella/él no era suficiente”, explica Pievaroli. La terapia --y un poco de empatía por parte del otro-- puede ayudar a romper ese lazo. “Es necesario trabajar la autoestima de la otra persona y no personalizar el acto”, añade.
Restituir la confianza
Perdonar es muy difícil, pero no imposible. Requiere, como todo, de un esfuerzo personal. “Si la persona está dispuesta a hacerlo, aunque le lleve su tiempo, adelante, pero si se lo va a recriminar constantemente a su pareja, es mejor que termine la relación. Si la confianza no se puede restituir, pasado un tiempo prudencial, la pareja tiene poco futuro de felicidad y estabilidad”, opina Carmen Torrado.
Si por ambas partes hay voluntad de solucionarlo, la mejor receta para lograrlo tiene ingredientes de “demostraciones de afecto, de cariño y de complicidad. En un principio comentar las actividades cotidianas: con quién se ha encontrado, de qué han hablado... eso sí, sin que el infiel pierda su libertad ni se sienta controlado. Al principio se trata de que el otro o la otra vea esa buena voluntad del que ha sido infiel. Poco a poco, al irse restaurando la confianza, seguro que la persona engañada se irá relajando y no necesitará tanta información. Se ha de llegar a la normalidad que había antes de la infidelidad”, recomienda Torrado.
Terapia
La terapia puede ser una herramienta de gran ayuda para superar este gran obstáculo en la relación, o, por el contrario, para abrir los ojos ante una relación que ha tocado a su fin. “La terapia puede ayudar a perdonar, pero eso no significa que el perdón represente volver con la otra persona. Si tu cabeza te hace pensar en que las probabilidades de que funcione son muy bajas, posiblemente tu intuición te avisará de que no debes volver”, puntualiza la psicoterapeuta Carmen Torrado.
También es importante averiguar si lo que te une a la persona que te ha sido infiel es únicamente la dependencia emocional, porque ésta “hace que te quedes con alguien a pesar de que esa persona te sea infiel, te maltrate y por tanto sea una persona tóxica. La terapia te ayuda a averiguar por qué suceden estas infidelidades. Eso permite conocerse a uno mismo y saber cuáles son las carencias emocionales que llevan a ser infiel y cuáles las que hacen perdonar infidelidades recurrentes y estar con una persona que te genera dolor. En definitiva, se trata de quererse y valorarse a uno mismo y a partir de ahí descubrir si la persona quiere estar realmente con su pareja o quiere separarse”, concluye.