Los más pequeños exigen su remojón piscinero y ya no se conforman con la palangana llena de agua de la manguera. Ahora exigen darse un baño junto a sus 'papis' en el mar o en la piscina. Por ello, conviene atar en corto los accidentes con un adecuado pañal bañador.
En este sentido, es necesario saber que existen muchas posibilidades para estos primeros chapoteos. Así, se puede escoger un pañal bañador desechables o reutilizable. Sin duda, ambas son estupendas opciones, pero quizás la segunda opción sea la más indicada en términos de sostenibilidad medioambiental.
Sostenibles y ecológicos
De hecho, en los últimos años el mundo asiste a un auténtico boom entre los padres actuales que cada vez priman más criterios de sostenibilidad en las decisiones de compra.
Y, por supuesto, todos ellos cuentan con coquetos diseños que los vuelven auténticas monerías para estos infantes que desde bien pequeños aprenden a cuidar el planeta.
¿Cómo son los pañales bañador lavables?
Este tipo de productos suelen ajustarse a las piernas del bebé mediante gomas o tela elástica, de esta manera se impide que se escape la caca. Por lo tanto, hay que estar pendiente de este detalle y no subestimar su importancia. Además, podemos hablar de dos dos tipos:
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Tipo slip: es un bañador ajustado en las piernas y cintura regulable que se ciñe con un cordón. Suelen estar acolchados y exentos de costuras en el área del asiento para que sea cómodo de usar tanto en el agua como en tierra firme. Puedes complementarlo con una camiseta de baño que proteja de los rayos UV dado que, como ya sabrás, la piel de los menores de dos años no debe recibir radiación solar alguna.
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Pieza única de cuerpo entero: son trajes de neopreno que también ofrecen la función de pañal. Sin duda, cuentan con una gran protección frente a las fugas pero quizás no resultan del todo cómodos a la hora de poner y quitar.
¿Cuántos se necesitan?
No obstante, dado que el bebé puede hacer pis o caca en este bañador, serán necesarios varios recambios para poder resistir el trajín del verano. Por este motivo, los expertos recomiendan que se tengan cuatro al menos. Dos para usarlo a lo largo del día y otros dos secándose.
Puede parecer una fuerte inversión a priori, pero e incluso guardarlo para un segundo o posteriores bebés o tal vez para que les saque partido el primo. Todo un beneficio para el bolsillo y para el medio ambiente que agradecerá este detalle.
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