¿Quién no ha dicho como madre/padre o escuchado como hijo/a "¿es que piensas que soy el Banco de España?”. Pedir de forma desmesurada sin valorar lo que cuesta comprar es habitual cuando los niños son muy pequeños. Sin embargo, es responsabilidad de los padres ir enseñando, adaptándose a la edad de cada niño, educación financiera.
“Si promovemos la educación financiera desde temprana edad, conseguiremos que en el futuro nuestros hijos sean capaces de gestionar su dinero adecuadamente, estén más protegidos ante posibles engaños o estafas y sepan tomar decisiones relativas a su economía con criterio”, explica Javier Mezcua, especialista en finanzas personales, del portal financiero Help my cash.
Para la psicóloga Ana Asensio, autora de Vidas en positivo, “la educación financiera debería ser algo normalizado en casa desde el principio, hablar de dinero, de los conceptos ahorro, consciencia económica, cantidad... Esto, sobre todo, se va haciendo más comprensible conforme el niño comienza a comprender los conceptos de todo-nada, pocos-muchos y sepa sumar, restar, multiplicar…”.
Buena gestión de la economía
Iniciarnos con los hijos en la educación financiera no tiene por qué ser un reto dificilísimo si comenzamos por explicarles “conceptos básicos como qué es el dinero, qué son los precios, cuál es la importancia del ahorro y otras cuestiones sencillas que les aporten las bases de una buena educación financiera y que les permitan aprender a valorar el dinero. Luego, a medida que vayan haciéndose adultos, podemos ir enseñándoles conceptos nuevos como la diferencia entre las necesidades básicas y los caprichos, cómo hacer un presupuesto o qué es una cuenta corriente para que en un futuro puedan gestionar sus finanzas correctamente”, sostiene Mezcua.
Una buena forma de que apliquen lo que les hemos ido enseñando es darles una paga. Aprender a gestionar su propio dinero será su mejor práctica. “La paga entendida como gestión de su economía, y para fomentar lo que ahorro, para qué lo ahorro, lo que gasto, lo que tengo, lo que me queda, etc. es algo muy positivo para educar en gestionar la economía, normalizar la relación con el dinero y, además, implementar conceptos como poder invertir y generar también”, afirma la psicóloga Asensio.
“Podemos pedirles que fijen metas de ahorro a corto y a largo plazo y enseñarles cómo va creciendo su dinero, ya sea en una hucha o en una cuenta corriente. Además, podemos incentivar el ahorro con un sencillo juego: si cada semana deciden ahorrar una parte de la paga, nosotros podemos sumar una bonificación. Por ejemplo, si reciben 5 euros de paga a la semana y guardan 2,5 euros en la hucha, podemos añadir 50 céntimos extra. De esta forma, fomentaremos el ahorro”, propone Javier Mezcua.
Aprender la relación entre dinero y trabajo
Otra opción es darles “una recompensa puntual cuando realicen ciertas tareas, una estrategia que les ayudará a comprender la relación entre el dinero y el trabajo y a entender lo que cuesta conseguirlo. Eso sí, es importante que no interioricen que las tareas familiares, las de hogar, sólo se deben realizar a cambio de una contraprestación regular económica”, matiza Mezcua.
Tener un dinero en el bolsillo y sentir que son ellos los que lo gestionan “puede ser muy útil para su autonomía y autoestima. Porque no es lo mismo que nos estén pidiendo cada vez que quieran un sobre de cromos, una chuche, o el nuevo muñequito de moda y nosotros como padres decir sí o no continuamente, que llegado el momento desarrollar el trabajo sobre autorregulación, y que ellos con su dinero observen si tienen para lo que quieren, si es necesario ahorrar más, si esperan porque el impulso prefieren controlarlo para luego comprarse algo mejor, y sentir ellos que finalmente son los que deciden”, señala Asensio.
Penalizarlos con la retirada de la paga si no cumplen con sus tareas no es para esta psicóloga clínica, “nada positivo. Yo no lo usaría en la totalidad como moneda de cambio, pero sí que hablaría claro antes de que para obtener su salario es necesario cumplir sus compromisos. Si castigamos quitando la totalidad de la paga, y lo que queremos es que tenga educación de gestión financiera, esto será incompatible. Por eso se puede acordar con una parte en el caso de no cumplir sus objetivos, aunque esto deberá valorarlo cada familia personalmente”.
A qué edad y cuándo
La psicóloga Ana Asensio considera que la edad óptima “acostumbra a ser a partir de los 7 o 8 años, y se puede empezar con uno o dos euros a la semana para iniciarnos en el concepto “manejo” de dinero, cuánto pago por las cosas, cuánto vale, cuánto me devuelven...etc. Progresivamente, a los días, aumentaría a 3-5 euros...y empezaría a introducir el concepto ahorro más en profundidad o invertir, dependiendo siempre de una reflexión por parte de la familia, adecuando la cantidad al momento y circunstancias personales”.
Pero la paga no es el único dinero que suelen recibir los más pequeños. Algunos familiares como, por ejemplo, los abuelos, con una especial conciencia del valor del dinero y el ahorro, prefieren regalar dinero que comprar algún juguete del que probablemente se cansen pronto. Para la psicóloga Asensio “lo mejor es redireccionar ese dinero a una cuenta de ahorro para que sea un "saco" que el niño tenga para cuando le surjan regalos y deseos mayores, y no haya excusa (de cumpleaños, navidad...) para comprarlo, pero al tener su dinero ahorrado pueda hacerlo”.
Aunque cada familia deberá establecer sus propias normas, como psicóloga, Ana Asensio recomienda “poner unas reglas claras de antemano de para qué sirve la paga, qué es lo que puede hacer con ella, qué no incluye (tipo gastos escolares, materiales, ocio), qué día se le dará o qué cantidad”. También “conviene esclarecer qué se espera de su conducta para recibir la paga o, al menos, la totalidad de ella (cumplir sus tareas, ahorrar una parte…). Educar en el ahorro es muy positivo para las familias, para educar la conducta impulsiva, para educar en planificación y en reflexión en términos económicos”, termina.