El Ministerio de Sanidad y las Comunidades Autónomas han aprobado, en el seno del Consejo Internacional del Sistema Nacional de Salud, el documento de obligado cumplimiento para la “nueva normalidad” en el que, entre otras medidas como el cierre de bares y restaurantes de madrugada, se prohíbe fumar en espacios al aire libre siempre y cuando no se respeten los dos metros de seguridad.
La situación actual y las restricciones han llevado a la población a modificar, en mayor o menor medida, su estilo de vida. Y ello impacta de lleno en los hábitos. Por ejemplo, muchas personas se han propuesto dejar de fumar en los últimos meses y, de hecho, los datos confirman un descenso del consumo de tabaco durante la pandemia. Entre los motivos figuran las medidas anti-Covid y, también, el miedo a pasar la enfermedad con más virulencia en caso de contagio.
El tabaco deja 69.000 muertes al año
El Covid-19 fue la primera causa de muerte en España durante el 2020, con más de 80.000 fallecidos. Con estas cifras, el tabaquismo ha pasado a un segundo plano, pero es una enfermedad que sigue acabando con muchas vidas; provoca al año, al menos, 69.000 muertes, siendo hasta ahora una de las principales causas de mortalidad en el país.
Además, el consumo de tabaco disminuye las expectativas de calidad y esperanza de vida, ya que trae consigo la aparición de otras enfermedades. Según explica el doctor Joaquim Gea, jefe de Servicios de Neumología del Hospital del Mar, “el tabaco va ligado, sobre todo, a patologías de tres tipos: las respiratorias crónicas, como la bronquitis y el enfisema, o el empeoramiento de enfermedades como el asma; las cardiovasculares, como la cardiopatía isquémica, la angina de pecho, las embolias o las trombosis; y cánceres de pulmón, laringe, incluso, de vejiga urinaria, entre otros tipos”. El neumólogo considera que este “impacto sobre el sistema de salud, a nivel humano y a nivel económico, es inmenso”, e impide “poder invertir los recursos en otras enfermedades”.
Mayor riesgo de muerte por Covid-19
Hoy, los riesgos de ser fumador han aumentado, ya que las investigaciones determinan que existe una correlación negativa entre el Covid-19 y el tabaquismo. De modo que la probabilidad de desarrollar de una forma más grave los síntomas del virus es mayor en las personas que consumen tabaco. Según el doctor Gea, “es evidente que existe una especial incidencia en fumadores; el tabaco facilita el empeoramiento de la enfermedad”.
Tal y como explica el especialista, esto se debe a que los pulmones están más vulnerables: “El riego es mayor porque el pulmón no se encuentra en buenas condiciones: está inflamado de forma crónica por el tabaco o presenta lo que llamamos enfisema; no es un pulmón sano el que recibe el virus, sino que ya está inflamado y alterado”, anota.
Peor evolución del diagnóstico
Según la experiencia del neumólogo con pacientes ingresados por Covid-19, “las personas fumadoras han evolucionado peor desde el punto de vista respiratorio y ha costado mucho más ayudarlas en la ventilación, sobre todo, quienes presentaban enfermedad pulmonar, porque sus pulmones no han respondido igual a las máquinas: requieren de un manejo diferente, otro tipo de presiones, unas concentraciones de oxigeno más altas...”, explica.
Numerosos estudios realizados hasta la fecha muestran esta tendencia en los pacientes que consumían tabaco. Según un documento publicado por el Ministerio de Sanidad a principios de año, “se ha observado en personas que fuman una mayor expresión de la ACE 2, lo que ha sugerido que fumar podría estar en relación con un mayor riesgo de infección por SARS-CoV-2”.
Nuevas medidas y nuevos hábitos
Esta preocupación por contraer la enfermedad y las posibles complicaciones podría haber contribuido a la disminución del consumo de tabaco, ya que las estadísticas de 2020 proporcionadas por el Ministerio de Hacienda reflejan una tendencia a la baja en relación con el año 2019.
Pero no solo el miedo al contagio, las medidas adoptadas para el control de la epidemia también habrían contribuido a un cambio de hábitos en el consumo de tabaco: “El uso de la mascarilla, así como otras medidas, han provocado que se fume menos”, admite el doctor Gea.
Posible repunte por estrés
No obstante, y a pesar de los datos, el neurólogo también cree que “el estrés y la ansiedad que mucha gente está sufriendo con esta situación pueden provocar que haya un repunte del uso del tabaco”.
Con él coincide la doctora Francina Fonseca, psiquiatra del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Hospital del Mar, quien dice haber observado cómo “el confinamiento dejó tras de sí un incremento del consumo”, y añade que, “incluso, algunos pacientes que lo habían dejado volvieron a recaer”.
Cómo dejar de fumar
El pasado 31 de mayo se celebró el Día Mundial Contra el Tabaco y desde el Hospital del Mar se impartieron charlas para concienciar a la población sobre los peligros de éste y ayudar a quienes intentan dejarlo. La doctora Fonseca, quien participó en estas jornadas, recuerda que “cada persona es diferente y no existe una solución perfecta para todo el mundo; hay quienes toman la decisión y lo dejan y quienes necesitan tratamiento psicológico o farmacológico”.
“Sobre todo, con el síndrome de abstinencia, con el que aparece mucho malestar físico, consideramos que pueden beneficiarse de un tratamiento farmacológico”, comenta la experta sobre uno de los métodos. Sin embargo, esta no es la única opción, la psiquiatra subraya que hay muchas posibilidades: “Se puede utilizar medicación, pero también buscar apoyo, por ejemplo, en muchos ambulatorios hay grupos de terapia para dejar de fumar o psicólogos”.
Nueva normalidad y nueva ley del tabaco
“Controlar los espacios donde se fuma ayuda a dejarlo”, según expresa Fonseca, remontándose a 2006: “Cuando se implementó la ley antitabaco, notamos más demandas de tratamiento, lo cual fue beneficioso”. Con todo, la experta en adicciones insiste en que, con o sin restricciones, “siempre es un buen momento para acudir al médico de cabecera e intentar dejar de fumar”.
La psiquiatra añade que “las restricciones protegen a uno mismo, pero también a los demás”, ya que el tabaco también afecta a quienes se encuentran alrededor. Coincide con ella el doctor Gea, quien además opina que “hay que ir dando pasos progresivos respecto a la ley del tabaco” y especifica que este “debería tener un precio mucho más alto, porque hace que gastemos mucho dinero en salud”.