Un juez ha acordado reabrir la investigación por el crimen de Helena Jubany, asesinada en Sabadell en 2001, después de que la Audiencia de Barcelona volviese a acordar su archivo el pasado marzo. Ahora, el titular del Juzgado de Instrucción 2 del municipio ordena analizar el ordenador de la bibliotecaria por las conversaciones que habría mantenido con un tercero que, según el auto, "tenía una aparente obsesión con ella", lo que pudo derivar en "una situación de acoso, pudiendo haberla seguido".
Sobre estas conversaciones, también la fiscalía estima que se trata de “un nuevo medio de prueba que podría dirigir la investigación hacia una persona hasta ahora desconocida o al menos no identificada como tal, y que por tanto se refiere a un aspecto nuclear de la actuación policial y judicial, que no es otro que la identificación del presunto responsable de los hechos". Por todo ello, justifica la reapertura de la actuaciones.
Asesinato de Helena Jubany
El cadáver de la joven de 27 años apareció el 30 de noviembre de aquel año en el patio de luces de un bloque de pisos del Eixample de la cocapital del Vallès Occidental, donde residían quienes luego se convirtieron en principales sospechosos de su muerte, Santi Laiglesia y Montse Careta, que eran pareja. Víctima e investigados se conocían de la Unión Excursionista del municipio (UES), de la que formaban parte.
Una instrucción judicial plagada de errores y omisiones llevó al sobreseimiento del caso cuatro años después, en 2005, tras el suicidio en prisión de Careta. Laiglesia nunca llegó a ser detenido pese a ser imputado. Fue el pasado año, a punto de prescribir el crimen, cuando su entorno impulsó un manifiesto para reabrir el caso, ya que nunca llegó a celebrarse el juicio. Y, pese a que en agosto de 2020 un juez lo reabrió, la Audiencia revocó esta decisión poco después al considerar "inútiles" las nuevas diligencias.
Chats de "acoso"
Ahora, el mismo magistrado que optó por retomar la investigación el pasado año ordena nuevas pesquisas para analizar las conversaciones que Helena mantuvo con un tercero. Solo se conoce el pseudónimo que usaba en los chats, en los que ella hacía referencia al primero de los dos anónimos que recibió, días antes de ser asesinada.
Jubany manifestó sobre dichas conversaciones con un individuo: "Se dedica a perseguirme por los diferentes canales por donde estoy hablando con gente que conozco en persona”; “empieza a preguntar a la gente que me conoce cosas sobre mi”; "el tío sabe mi currículum profesional de memoria. No sé cómo lo ha descubierto, porque yo no se lo he contado", consta en el auto.
Anónimo con horchata
En el segundo de los chats, Helena manifiesta: “Por cierto, hablando de misterios, ¿sabes qué me ha ocurrido hoy?” y es entonces cuando detalla que recibe un recipiente con bebida, acompañado de un anónimo. “Cuando he abierto la puerta de mi casa he encontrado una bolsa de plástico que contenía (no es broma, ¿eh?) un litro de horchata fresca, unos croissants de chocolate y una notita”. Prosigue: “Tiene que ser de alguien que me conoce bien, porque la horchata es mi debilidad”.
Posteriormente, añade: “Como estoy un poco paranoica, pienso que a lo mejor alguien me quiere hacer daño. No creas que estoy loca, pero incluso he pensado: ¿y si está envenenado? ¿Te imaginas?”. A continuación, Helena reconoce a su interlocutor que sí bebió la horchata.
"Actitud de seguimiento"
Señala así el auto que existe un usuario que "habría mantenido una actitud de seguimiento y aparente acoso" hacia la víctima. El único dato sobre el autor es otra manifestación de Helena: "Uno de los clientes de la bibilio me ha dicho hoy que es profesor de ingeniería, o algo así".
Ante esto, el magistrado señala que "no cabe duda de que tanto el contenido del disco duro, su posible análisis informático y la conversación mantenida por Helena el 17 de septiembre de 2001 es un elemento de prueba nuevo y que no se valoró o tuvo en cuenta durante la instrucción inicial". Además, indica que "no consta" que la memoria del ordenador haya sido analiza en profundidad, ni por la acusación particular ni por la policía, y que podría contener "conversaciones o datos que podrían arrojar luz sobre los días previos al crimen".