El Hospital Vall d'Hebron ha duplicado los trasplantes pediátricos de hígado, gracias a la técnica split, que consiste en dividir el órgano de un donante adulto para que se puedan beneficiar dos receptores infantiles. Por primera vez en 36 años, la lista de pacientes pediátricos que esperan un trasplante de hígado se ha quedado a cero durante las primeras semanas de este año, hasta en tres ocasiones en menos de 90 días.



Según ha explicado a Efe el doctor Jesús Quintero, responsable de la Unidad de Hepatología y Trasplante Hepático Pediátrico del Vall d'Hebron, el hígado de un donante fallecido se divide en dos partes, de manera que el lóbulo derecho se reserva para un receptor adulto y el izquierdo para trasplante pediátrico.

Menos lista de espera

Este proceso permite que "no hay ningún impacto" en la lista de espera de adultos y se mejore la de los más pequeños, un grupo de edad en el que hay pocos donantes cadavéricos porque la mortalidad es baja. En el conjunto de España se realizan unos 1.100 trasplantes al año de hígado en adultos y alrededor de 50 pediátricos, de los que más de la mitad se llevan a cabo con la técnica split.



El nuevo procedimiento médico ha tenido un impacto directo en la rutina del hospital. El equipo de trasplantes pediátricos de hígado del Vall d'Hebron ha pasado de realizar una media de 12 trasplantes al año a 20 este pasado 2020, mientras que en los primeros tres meses de 2021 ya llevan 10. Con ello, la lista de espera se ha reducido de 119 a 36 días de media y, en momentos puntuales, ha llegado a cero.

63% de los donantes

La técnica split saca mayor provecho de donantes que han fallecido y se reduce así la necesidad de tener que extraer fragmentos de hígado de una persona viva que está sana. Como este tipo de donante acostumbra a ser un familiar del menor que está enfermo, se reduce la ansiedad de la familia de ver a dos seres queridos que pasan por quirófano.



El porcentaje de donantes split ha pasado de representar el 14% al 63%, lo que se traduce en que la necesidad de un donante vivo ha bajado del 38% al 8%. Por otra parte, la reducción de la lista de espera permite que los doctores puedan plantearse trasplantes, ya no solo en pacientes con riesgo vital, sino también en casos en los que un nuevo órgano les mejoraría la calidad de vida.