¿Cómo son los niños superdotados? Las familias con hijos con altas capacidades se enfrentan a diario con un cúmulo de estereotipos que oscurece los perfiles de una realidad demasiado invisibilizada. Crónica Global ha hablado con los adultos, pero también con los jóvenes que viven esta situación, para conocer de primera mano sus experiencias.
Experiencias que, en algunos casos, no se salen del tópico. "Lo que más nos han dicho siempre es que el diagnóstico de Marc era consecuencia de tenerlo sobreestimulado", cuenta Magda Domènech, madre de un niño de siete años. "En casa siempre estaba haciendo experimentos, jugando a los números, leyendo muchísimo... Incluso sus maestros creían que simplemente era un niño sobreestimulado. Cuando pedíamos que se adaptasen a su ritmo, nos decían que la culpa era nuestra por ofrecerle en casa todas esas actividades", contesta sorprendida.
Claves para identificar a un niño superdotado / SALUD EMOCIONAL
Mantener alta la motivación
Precisamente, el apoyo educativo es uno de los elementos subrayados por todos los entrevistados. Maria Elena Pàmies, madre de Miquel (17 años) y Jaume (11 años), se ha topado más de una vez con el sonsonete del "brillante expediente académico" de sus hijos. Núria Reverté, la madre de Mar, resume esta idea del siguiente modo: "No es verdad que los niños y niñas con altas capacidades nazcan enseñados y no necesiten ayuda. Como cualquier persona necesitan ayuda de la familia, el entorno y de los maestros y profesores".
Máxime cuando la motivación es fundamental para asegurar el avance formativo de los jóvenes. De hecho, lo cuenta su propia hija, que define la superdotación en pocas palabras: "Para mí las altas capacidades no consisten en ser más inteligente, sino en tener la capacidad de aprender más rápido".
Criterio propio
Sandra Tarragó, psicóloga de la UDAC (Unitat d'Atenció a les Altes Capacitats), incide en este punto: "En relación con las escuelas, nos encontramos de todo. Hay escuelas que tienen en cuenta la diversidad y, por tanto, al igual que hay algunos que necesitan refuerzo, también comprenden que hay alumnos que necesitan profundizar y necesitan retos".
La falta de criterio puede confundir a los docentes sobre las marcadas preferencias que muestran los estudiantes. Lo cuentan muchos de los niños entrevistados, que consideran que en ocasiones las clases son "aburridas" o "uniformes". Marc lo expone claramente: "No me gustan los libros que se deban leer obligatoriamente, me gusta escogerlos yo, especialmente de dinosaurios. En el cole al que iba antes me hacían leer cuentos de niño pequeño. Me aburría muchísimo".
Derribando prejuicios
No tener en cuenta estas particularidades es el origen de problemas en el aula. Pero a la falta de ese empujón académico se suman algunas ideas preconcebidas que no allanan el terreno. Por ejemplo, la idea de que estos saltan a la vista. Cuando a menudo sucede lo contrario: "No los diagnostican, son los grandes olvidados del sistema educativo". Así se expresa Mariola Torralbo, que precisamente jamás habían oído hablar de altas capacidades.
De hecho, la ausencia de conocimiento es uno de los caballos de batalla de los afectados. Lo cuentan basándose en su propia historia: ¿Y ahora qué? ¿Qué hacemos? Buscamos todo tipo de información, nos sentimos angustados hacia algo que desconocíamos", rememora Maria Neus Casagran. Poner datos sobre la mesa, tanto para el conjunto de la sociedad como para las propias familias que transitan este camino, es una de las tareas en que coinciden todas las personas consultadas.
Contarlo, vivirlo
De ahí que en 2018 naciera Athena, una asociación con sede en Tarragona enfocada a la sensibilización de las altas capacidades. Su presidenta, Mònica Casellas, explica el origen espontáneo de la plataforma, que nació más por la necesidad compartida de los interesados que siguiendo un plan preconcebido. "En 2016, un grupo de familias nos encontramos tras una charla sobre el tema. Teníamos la preocupación de encontrar un sitio donde nuestros hijos encontrasen a otros chicos y chicas parecidas. Procedíamos de otras organizaciones, pero echábamos en falta una entidad territorial en Tarragona", recuerda.
Así que el foro echó a andar tanto para construir un espacio de convivencia para los pequeños, como para tejer una red de apoyo entre los mayores. Dos años después, la asociación cuenta con 80 socios que realizan actividades lúdicas pero también charlas e intervenciones en los medios para concienciar sobre su realidad. Para Casellas, hay que salir del armario: "Hay familias que optan por llevarlo con discreción, pero es algo de lo que hay que hablar porque hay mucho desconocimiento".
¿Quién dijo antisociales?
Que las familias se unan tiene un efecto corrosivo sobre otro mito: el carácter antisociable de los superdotados. ¿Retraídos? Depende con quién, rebate Casellas: "Es fantástica la reacción cuando se encuentran dos jóvenes con altas capacidades. Es como una simbiosis, porque encuentran a personas parecidas a quienes les gustan las matemáticas, el ajedrez. No se sienten juzgados, se sienten como iguales".
En un marco adecuado, no hay problema para que florezcan esas relaciones sociales. Marco que, poco a poco, las familias esperan que se extienda al conjunto de la sociedad. "Tenemos constancia de que las nuevas generaciones están adquiriendo mucha más información y empatía, pero queda mucho trabajo por hacer", asevera Casagran. Quizá la única verdad tras tantos equívocos sea que los niños y niñas con altas capacidades son normales y distintos a la vez. Como todos.