Los huevos son los nuevos protagonistas de la cocina moderna: poché, en revueltos, en tortilla, fritos, al horno… Son versátiles, sabrosos, sanísimos ¡y encima económicos!
Ahora bien, estamos casi seguros de que todavía te haces un pelín de lío a la hora de distinguir los camperos de otros -porque a nosotros nos pasa- y te preocupa cómo puede afectar eso a tus platos.
Así pues, despeja tus dudas, porque te ofrecemos nuestros cinco tips imprescindibles para elegir los mejores huevos camperos del mercado. ¡Abre bien los ojos y acertarás!
1. Los huevos camperos son de campo, como su propio nombre indica
Es decir, son puestos por gallinas que gozan de libertad, o lo que es lo mismo, que salen a diario de su gallinero a pastar por campos verdes largas horas, hasta la noche. Hemos visitado (virtualmente) la primera granja de huevos camperos española, ubicada en el corazón de Galicia, Pazo de Vilane, para entender bien cómo se crían –más bien cómo se miman- las gallinas para obtener los mejores huevos camperos.
Viendo los cuidados que les prodigan se entiende muy bien el sabor tan intenso de este alimento. Sencillamente, son como los de antes, como los producidos antaño en las aldeas. Una cuestión importante a recordar: los huevos camperos llevan el código 1 marcado en la cáscara.
2. Los huevos camperos no son ‘de suelo’ o ‘libres de jaulas’
Mucho ojo con caer en este error tan común. Los así denominados pertenecen a la categoría de suelo y llevan el código 2 marcado en el huevo. Y las gallinas de suelo -o “libres de jaulas”- viven toda su vida encerradas en naves.
Es decir, no están encerradas dentro de jaulas, pero no ven jamás la luz del sol ni respiran aire fresco. Por tanto, los huevos camperos no son simplemente “libres de jaulas”, sino libres de verdad, de gallinas en plena libertad.
3. Los camperos incorporan nutrientes naturales
Claro, porque las gallinas camperas picotean hierbas y flores, piedrecitas o granos, lombrices, todo lo que encuentran en sus paseos y con los que complementan su alimentación.
Todos esos nutrientes y sabores adicionales se incorporan en forma de delicados matices a tus platos.
4. No sólo de maíz vive la gallina
Es bastante frecuente encontrar en las cajas de huevos mensajes sobre el maíz con el que están alimentadas las gallinas. Y eso está bien… Pero no es suficiente. Estas aves necesitan una alimentación equilibrada formada por hidratos -maíz-, pero también por proteínas -una buena opción son las leguminosas- y el calcio.
El buen criador de gallinas camperas sabrá qué porcentaje de cada nutriente conviene a sus aves para que se críen bien hermosas. Y es que cuanto mejor alimentadas estén, mejores y más huevos pondrán, y más ricos sabrán tus platos.
5. Sin bienestar animal, no hay verdadero campero
Apuesta por marcas de confianza, que cuiden el producto y, sobre todo, las gallinas, que son al fin y al cabo de donde proceden los buenos huevos.
Elige huevos camperos con garantías, de producciones pequeñas, granjas y gallineros reducidos que se preocupen de los “pequeños detalles”, porque son los que marcan la diferencia.
Que estén bien alimentadas por igual, que todas salgan al exterior -a pastos bien verdes- y que no haya estrés en el gallinero. Todos estos protocolos de crianza afectarán al huevo y, por tanto, a tus platos.
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