En la actualidad, España está lejos de ser un país completamente seguro, una realidad que conlleva graves problemas para sus ciudadanos. Si bien el nivel de delincuencia no se ha desbordado, existen situaciones específicas como la invasión a la propiedad privada, que han impactado a la sociedad de un modo contundente.
Dicho inconveniente se ha visto terriblemente agravado en los años recientes. Hoy en día, no es tan sencillo ignorar las probabilidades de que un intruso allane tu hogar.
Los dos mayores peligros
En lo que a este escenario respecta, existen dos casos que se repiten con mayor asiduidad:
· El robo. Intrusos que se apoderan de los bienes ajenos, eligiendo con frecuencia aquellos que sean más fáciles de transportar para no llamar la atención.
· La ocupación ilegal. Gente que llega a habitar viviendas que parecen abandonadas.
Este último caso afecta especialmente a propietarios de múltiples inmuebles o segundas residencias, los cuales pueden encontrarse sin ningún tipo de supervisión durante un lapso prolongado de tiempo. Al no haber ningún tipo de vigilancia directa, los invasores se sienten más tentados a entrar.
Medidas preventivas para proteger tu casa
Pese a lo alarmante de la situación, lo cierto es que las medidas a tomar son relativamente sencillas y aptas de aplicarse por cualquier persona. Al final el resultado es sumamente satisfactorio.
Según nos comentan los cerrajeros en Alicante, que poseen una vasta experiencia en atender esta clase de casos en segundas residencias, debemos de tener en cuenta los siguientes puntos.
Cambia tus cerraduras
Puede parecer una tontería, pero las cerraduras comunes son muy fáciles de burlar para los intrusos. Su debilidad es prácticamente una invitación a entrar sin permiso en cualquier casa sola. La solución más simple consiste en acudir a una empresa de cerrajería profesional. En este tipo de establecimiento sabrán orientarte sobre distintos modelos de cerraduras, ayudándote a determinar la más eficiente para tu tipo de puerta.
Una vez que contrates el servicio, asegúrate de que envíen a un especialista para efectuar la instalación. Esta persona sabrá hacer exactamente lo que requieres, desde colocar la cerradura adecuada hasta proponer una puerta complementaria y prácticamente imposible de abrir, a menos que cuentes con la llave.
Instala un sistema de seguridad
Muchas personas lo ven como una exageración y prefieren enfocarse en impedir que alguien fuerce las puertas. Sin embargo, los invasores también tienen otros métodos para allanar una casa sin hacer demasiado escándalo, como entrar por una ventana. Por lo tanto, el sistema de seguridad es imprescindible. A menudo, el simple acto de ponerlo se considera una medida excelente en sí, pues funciona como elemento disuasorio de intrusos. En la mayoría de casos, los invasores se abstienen de cometer un crimen al percatarse de que está instalado.
El sistema suele estar compuesto por cámaras que detectan cambios no esperados y mandan una señal a tu móvil. Desde ahí podrás ver lo mismo que las cámaras, e incluso enviar una alarma a la policía si lo crees necesario. Es la forma más sencilla de vigilar tu segunda residencia en todo momento, desde cualquier parte del mundo. Igualmente, el sistema de alarma sirve para ahuyentar a los invasores, además de darte aviso sobre cualquier irregularidad. Raras son las ocasiones en las que tendrás que acudir a la policía, o siquiera recibirás una señal real en tu móvil. Aporta mucha seguridad saber que lo tienes todo bajo control.
Siempre es mejor prevenir que lamentar
Tristemente, los casos de ocupaciones son muy difíciles de tratar. Las autoridades se manejan mediante estrictos protocolos, que pueden extenderse por meses hasta dictar una resolución. Esto se complica aún más cuando se demuestra que los invasores son personas sin recursos y que la vivienda en cuestión es una segunda residencia. Se trata de un proceso largo y tedioso, con el cual es muy difícil lidiar. No solo está la parte legal, sino también la material. Resulta extenuante volver a organizar la casa como estaba antes de la ocupación, e incluso tener que efectuar las reparaciones de posibles desperfectos ocasionados por terceros. Llegados a este punto, la situación se puede tornar estresante.
Siempre es mejor tomar todas las medidas preventivas a tiempo, pues no son nada difíciles de aplicar. Hacer esto incrementa considerablemente el nivel de seguridad; no hay punto de comparación entre una vivienda que es dejada a su suerte y otra que cuenta con la debida supervisión, al ser habitada como residencia principal.
Invertir algo de dinero y tiempo con tal de evitar estas molestas ocupaciones, supone una recompensa satisfactoria a largo plazo. Si el proceso de prevención para proteger tu casa te parece tedioso, considera las consecuencias que podrías afrontar en caso de que ocurra algo inesperado.
--
Contenido patrocinado