El juego es una de las actividades más importantes en la vida de los niños. Les entretiene, divierte y también les ayuda a adquirir habilidades físicas, sociales y emocionales. Sin embargo, las obligaciones diarias de los padres/madres, la falta de tiempo y la fuerte presencia de pantallas e internet han hecho que muchos padres no comportan momentos de juego con sus hijos y ni siquiera perciban la necesidad de involucrarse personalmente en los momentos de ocio de sus hijos.
“Vivimos en la sociedad de la inmediatez donde más del 80% de los usuarios de internet cierran la página que están visitando si tarda más de dos segundos en cargarse. En nuestra sociedad todo pasa rápido. Muchas horas de trabajo, el transporte de un lado para otro, los niños pasan muchas horas en el colegio y de media, siete u ocho horas conectados a internet en el móvil. La realidad es que llega a ser complicado hasta coincidir en casa todos juntos”, lamenta Manuel Antonio Fernández, neuropediatra.
Padres e hijos: misma época, dos mundos distintos
“Si a eso le sumas que los chicos son unos auténticos nativos digitales y que las novedades sobre juegos en red, redes sociales, modas e influencers cambian y evolucionan a la velocidad de la luz, nos encontramos en una situación en la que padres e hijos apenas se entienden, comparten época, pero viven dos mundos completamente diferentes. No se entienden, no se hablan, mucho menos juegan", añade este médico madrileño.
Es evidente que, en la sociedad actual, en el que la conciliación se hace cuesta arriba y las obligaciones diarias agotan, encontrar tiempo para compartir juegos con los más pequeños de la casa cuesta. Sin embargo, para Jorge Muñoz, de Viva el Cole, es difícil, pero no imposible. “Siempre se puede encontrar el tiempo para jugar con nuestros hijos. Es una cuestión de querer jugar con ellos y construir desde ahí un vínculo y un refuerzo de los lazos afectivos con ellos. ¿Por qué no jugamos con ellos? Porque estamos expuestos a distracciones que son más cómodas para nosotros. Es más cómodo y fácil utilizar nuestro tiempo de ocio en recibir información que nos llega a través de las redes sociales, a través de las noticias, leyendo un periódico o viendo la televisión. Sin embargo, consideramos que no es la mejor forma de invertir nuestro tiempo de ocio, ni nos reporta más beneficios que dedicar nuestro tiempo a jugar con nuestros hijos”, sostienen desde Viva el Cole. “Está muy bien disfrutar de tu tiempo de ocio descansando tu mente haciendo tu actividad favorita, aunque puedes descubrir que el beneficio que os reporta a ti y a tu hijo el tiempo de juego es realmente mucho más satisfactorio y enriquecedor”, afirman desde esta empresa madrileña de material escolar e infantil.
Beneficios del juego compartido
“Dado que el tiempo que tenemos es poco y debemos aprovecharlo correctamente cuando estamos con nuestros hijos, lo prioritario es potenciar el juego compartido. No te preocupes, va a quedar mucho tiempo para que los hijos puedan jugar solos. La combinación de ambos tipos de juegos es la opción que mejores resultados consigue a la hora de desarrollar esa creatividad de la que hablas. Permite generar ideas, pensamientos y conceptos propios que se contrastan, comparan, modulan y complementan con la aportación de los demás”, considera el Dr. Manuel Antonio Fernández. “A veces pensamos que estar pendiente de cubrir sus necesidades básicas de alimentación, educación, salud y similares es la mejor forma de demostrar amor por los hijos, pero no hay nada que ellos valoren más que el tiempo que los padres les dedican. Por ello, el primero de los beneficios es emocional, absolutamente intangible, pero de valor incalculable. Si tu hijo tiene asumido e interiorizado que le valoras y te preocupas por él, todo su proceso educativo te resultará más sencillo. Será más obediente, más comprensivo y aceptará mejor los consejos que puedas darle”, insiste este doctor.
“Esto se traducirá, de puertas hacia afuera, es una actitud segura, serena y una autoestima adecuada que le facilitará el desarrollo de una conducta y relaciones sociales maduras y equilibradas. Le aportará libertad de pensamiento y facilitará la comunicación mutua entre padres e hijos. Podríamos seguir horas listando beneficios de toda índole, pero creo que este ejemplo es más que sustancial para entender la relevancia del juego compartido”, señala la misma voz.
Pero el juego compartido no es únicamente beneficioso para los hijos, también lo es para los padres. Jorge Muñoz, de Viva el Cole, ve el juego compartido como, “además de un disfrute mutuo y un refuerzo del vínculo afectivo, una oportunidad para establecer el inicio de una complicidad que se alimenta cada día y que en etapas posteriores de su desarrollo será sin duda un recurso que vas a valorar enormemente”.
Desarrollo de un vínculo emocional de alta intensidad
¿Y cuánto tiempo al día deberíamos jugar con los pequeños? Ana Asensio, psicóloga y doctora en Neurociencia y autora de Vidas en Positivo, cree que “el tiempo como tal no está definido, pero sí es necesario que todos o casi todos los días, en función de la edad del niño, existan esos momentos de encuentro. Cuando los niños son menores de 7 años, los momentos juntos son mayores por lo tanto tenemos más oportunidad de jugar con ellos. A partir de esa edad ya empiezan a tener su propio mundo, aparecen las nuevas tecnologías como una preferencia, los amigos… y en ese momento el juego puede estar presente en otros momentos como la comida, la cena, los momentos de pasear los fines de semana, en el ratito antes de cenar, o en el cuento antes de dormir. Es importante como padres ponernos en la agenda ese ratito de juego, una inversión que sin duda siempre agradeceremos”.
El neuropediatra Manuel Antonio Fernández es del mismo parecer. “Debemos jugar con ellos todo el tiempo que podamos. Te digo más, incluso aunque sea a costa de tener que aprender a manejar los mandos y los juegos de la Playstation o de la Nintendo Switch. Es fundamental compartir tiempo, espacio y complicidad con los hijos”.
Sobre el tipo de juego, “esto depende de la edad. Cuando son pequeños, los juegos los organizamos los padres. Aquí, aunque cada niño tenga sus preferencias, todos suelen ser bastante flexibles. Eso sí, una de las recomendaciones más importantes que deben tener en cuenta los padres es evitar a toda costa el uso de pantallas y dispositivos electrónicos. Me da igual que se trate de un móvil que de una tablet. Todos generan una hiperestimulación cerebral que les crea un importante aislamiento de su entorno, así como una importante dependencia”, advierte el Doctor Fernández.
La psicóloga y doctora en neurociencia Ana Asensio propone, “para niños más pequeños o bebés, juegos circulares, cortitos porque su nivel de atención es menor, juegos físicos como el cucú tras, las cinco lobitos, caballito, cantar, o construir torres y tirarlas. Con niños un poco más mayores de 4 y 5 años, a pilla pilla, al escondite, bailar, a cosquillas, a juegos de mesa sencillos como el topo o el memory. Con niños mayores de 7 años, compartir deporte adaptado a ellos, montar en bici, salir con los patines, juegos de mesa un poco más elaborados, de dibujar o de mímica, a las adivinanzas, contar chistes, leer cuentos.
Cuando son mayores, “sus preferencias y gustos salen a la luz y aunque debemos tratar de orientarles hacia actividades lúdicas de tipo físico como el deporte, la bicicleta y similares, debemos ser conscientes de la importancia de respetar y potenciar los gustos que sean adecuados. Tanto es así, como decía antes, que, sin abusar, si hace falta jugar a la consola con ellos, se hace. Mi padre lo hacía conmigo cuando era pequeño y guardamos los dos muy buenos recuerdos de las risas que nos echábamos en aquellos tiempos”, recuerda este neuropediatra.
El deporte, un buen recurso para compartir tiempo juntos
Como apunta este profesional de la salud, "cuando los hijos empiezan a ser mayores y dejan de estar interesados en juegos más infantiles, hay un recurso buenísimo que es el deporte”, explica Julio Domínguez, de la empresa Padelzoom. "El deporte genera lazos estrechos, es bueno para la salud y fomenta valores como el esfuerzo, la sana competitividad y las ganas de superación. Con la pandemia y las restricciones lo ideal es hacer deportes al aire libre con ellos", confirma.
El neuropediatra Manuel Antonio Fernández tiene claro que “pasar tiempo con ellos y ver cómo responden y reaccionan frente a nuevos estímulos, alegrías, sorpresas, problemas, enfados o contratiempos nos va a permitir aprender progresivamente cómo es su carácter, cómo es su personalidad y, de esta forma, poder comprender su conducta, su comportamiento, así como a poder ayudarle en sus puntos fuertes y débiles”. En definitiva, sostiene este médico, “la mejor recomendación que se puede hacer a unos padres es pasar tiempo de calidad con sus hijos, puesto que favorece el desarrollo de un vínculo emocional de alta intensidad, y qué mejor que hacerlo jugando y pasándolo bien”.