Los propietarios de una explotación ganadera de Lliçà d'Amunt, en la provincia de Barcelona, han aceptado un año de cárcel por un delito de maltrato animal continuado que perpetraron contra cientos de animales que tenían amontonados, sin comida ni bebida, entre heces, purines y cadáveres.
Fuentes de la ONG AnimaNaturalis, que presentó la denuncia, han explicado que los acusados, cuyo juicio comenzaba este lunes en el Juzgado de lo Penal de Granollers, han alcanzado un acuerdo de conformidad con el ministerio público por el que han aceptado también cuatro años y ocho meses de inhabilitación para ejercer actividades económicas relacionadas con animales.
Denuncia vecinal
Los hechos se remontan a 2017, cuando los vecinos alertaron a AnimaNaturalis de la situación de cientos de animales encerrados en una granja de Lliçà d'Amunt, supuestamente en condiciones deplorables, sin agua ni comida. Las imágenes que tomó la ONG, en las que se observa a cientos de ovejas y cabras amontonadas en condiciones insalubres, viviendo entre cadáveres, montañas de barro y purines, fueron facilitadas a los Mossos d'Esquadra. En marzo de 2018, el juez ordenó el decomiso preventivo del rebaño, formado por cerca de 700 ovejas y cabras, dos ponis y tres perros, algunos con síntomas de desnutrición y afectaciones cutáneas provocadas por enfermedades parasitarias.
Los mossos arrestaron al propietario y a un familiar, que presuntamente intentaron agredir a los agentes durante la intervención. El dueño de la granja ha sido investigado por un delito de maltrato animal continuado y otro contra la salud pública a raíz de unas imágenes en las que se ve cómo mataba él mismo a los animales, sin presencia ni control veterinario o sanitario, para vender los cadáveres a particulares que acudían a las instalaciones.