El operativo policial contra el supremacismo blanco se ha saldado, por ahora, con otros dos detenidos, que se suman a los dos arrestos notificados en septiembre en Lleida y Alicante. De nuevo, se trata de personas de nacionalidad española que, según informan los Mossos d’Esquadra (que colaboran con la Guardia Civil), son sospechosas de los delitos de incitación al odio contra extranjeros, posesión de armas y explosivos, enaltecimiento del terrorismo y contra la salud pública. El Juzgado de Instrucción 4 de Lleida tutela esta operación, que se ha desarrollado ahora en Ronda (Málaga) y Pamplona (Navarra). Han quedado en libertad con cargos.

La policía autonómica remarca que estas nuevas detenciones están relacionadas con la investigación contra el supremacismo blanco que se precipitó en septiembre, después de que las autoridades conocieran que uno de los investigados pretendía suministrar sustancias químicas para inhibir la voluntad de una mujer a fin de tener relaciones sexuales con ella. Con todo, el origen de las pesquisas hay que buscarlo en 2019, cuando se localizó en internet un documento publicado por uno de los investigados a modo de ideario y guía programática que tenía muchos elementos en común con otros escritos hechos por terroristas vinculados al supremacismo blanco.

Los ejes del ideario supremacista

Según la policía, todos los investigados están vinculados a la ideología racista que defiende la superioridad de la raza blanca sobre el resto. Los cuatro detenidos, de hecho, incitaban a cometer ataques similares, en especial contra personas de otras razas. Además, pretendían financiarse con el cultivo y venta de sustancias psicotrópicas, con el objetivo de crear “comunidades blancas aisladas y armadas”. Los nuevos arrestados ocupaban un nivel jerárquico dentro de los canales de difusión, y guardaban simbología nacionalsocialista, sustancias estupefacientes, armas blancas y material informático.

Los detenidos basan su ideario supremacista en tres aspectos: su marcado nacionalismo blanco, que justifican con una base científica que posiciona a los blancos por encima de las demás razas; la postura antisistema, al entender que los gobernantes perjudican a los blancos y favorecen la inmigración clandestina; y la justificación del uso de la violencia y el enaltecimiento de acciones terroristas contra inmigrantes o colectivos no blancos (como el ataque de Brenton Tarrant, que retransmitió en directo el asesinato a 51 personas en dos mezquitas de Nueva Zelanda en marzo del 2019). Todo esto lo difundían por internet, por plataformas de mensajería instantánea y redes sociales. De este modo, esperaban que se desatase la “guerra racial” en cualquier momento.