La jueza de Vielha ha levantado parcialmente el secreto de sumario tras medio año de diligencias por la muerte de un oso en la Vall d’Aran. La investigación ha desvelado que el fallecimiento del osezno Cachou, uno de los últimos plantígrados de esta especie en el pirineo catalán, no fue por una pelea con otro animal sino por consumir líquido anticongelante. Por ello hay varios imputados, como el conselhèr del Consejo General de la Vall d’Aran, José Antonio Boya, ahora en la oposición.
El consejero forma parte del grupo Convergència Aranesa y ha sido acusado de provocar la muerte del animal de forma intencionada el pasado 9 de abril en la localidad de Les (Lleida). Boya fue conselhèr de Territorio del Gobierno aranés en el anterior mandato, de 2015 a 2019. Entre las personas investigadas en la misma causa se encuentra también a un agente de medio ambiente del Consejo General de Arán, quien fue detenido por los Mossos d’Esquadra y puesto en libertad con cargos. Se apunta que cuando fue hallado el cadáver no trabajaba para el gobierno regional.
Contrarios a la reintroducción del oso en los Pirineos
En el proceso de investigación han declarado 15 testigos, además de los seis imputados. Entre ellos existía un grupo de WhatsApp que fue rastreado por el tribunal. Eran contrarios a la reintroducción del oso en los Pirineos y habían mencionado, según adelanta Segre, la posibilidad de eliminar al animal con una trampa con líquido anticongelante como veneno. Esta fue la causa de la muerte de Cachou. De hecho, fuentes del territorio señalan que incluso se había planteado esta opción en conversaciones informales en el Consejo General.
Boya nació en la localidad de Les, de donde es primer edil. Fue en ese municipio donde fue hallado el cádaver del oso y hay otros dos vecinos de la localidad investigados. Se trata del dueño de cámaras de trampeo fotográfico que se encontraron cerca del cadáver y del agente forestal que habría tenido acceso al GPS de seguimiento del plantígrado.
Movimiento antioso
La muerte de Cachou por un envenenamiento, aparentemente fortuito, y otro ejemplar de oso pardo abatido en Francia en junio llegan en pleno rebrote de las protestas antioso en los Pirineos. Este movimiento ha resurgido ante el aumento de problemáticas entre los plantígrados y el sector ganadero. Se quejan de que los animales atacan los rebaños o, como en el caso que está bajo sumario, las colmenas de miel que se producen en el territorio.