Los agentes de la Policía Nacional ha detenido en Barcelona a dos fugitivos internacionales reclamados por Honduras y México, el primero de ellos por tráfico de drogas, extorsiones y asesinatos y el segundo por tráfico de mujeres y explotación sexual.
Según informa este viernes la Policía Nacional en un comunicado, el arresto de estos dos fugitivos, sobre los que pesaba una orden internacional de detención emitida por estos dos países latinoamericanos, se ha hecho en colaboración con la Interpol. Las detenciones se han realizado por funcionarios adscritos al grupo 2 de Crimen Organizado de la Jefatura Superior de Policía de Cataluña, en colaboración con el grupo 2 de la OCN de Interpol España, como consecuencia del intercambio permanente de información.
Ex policía militar
En cuanto al fugitivo reclamado por Honduras, se trata de un ex policía militar que formaba parte de una banda criminal armada que se dedicaba al tráfico de drogas, extorsiones y asesinatos, y que tenía esta orden de detención desde el pasado 10 de noviembre, ya que se enfrenta en su país a una pena máxima de 30 años de prisión.
Los hechos de los que se le acusa se remontan al mes de agosto de 2017, cuando llevaban a cabo estas prácticas delictivas en el departamento hondureño de Francisco Morazán. El detenido estaba a las órdenes de funcionarios policiales del destacamento de la Policía Militar del Orden Público del barrio de Buenos Aires, liderada por un expolicía.
Tráfico sexual
Por su parte, el fugitivo reclamado por México se dedicaba a captar mujeres en Venezuela, bajo promesa de trabajar como modelos, trasladándolas a su país, donde las explotaba sexualmente, y que estaba en búsqueda y captura desde el 26 de septiembre de 2019.
Los hechos ocurrieron en México en el año 2017, cuando el reclamado captó, trasladó, alojó y explotó sexualmente a dos víctimas de nacionalidad venezolana, aprovechándose de sus situaciones de vulnerabilidad derivadas de la situación social y económica en la que se encontraban, ofreciéndoles trabajo como modelos y cuya única finalidad era la explotación sexual. Por estos hechos, se enfrenta también a una pena máxima de 30 años de prisión.