La Audiencia de Lleida ha condenado a diez años y seis meses de prisión a un hombre de 51 años, por un delito continuado de abusos sexuales a su hijastro, menor de edad. El individuo tampoco podrá comunicarse ni acercarse a la víctima a menos de diez metros durante 12 años, y estará en libertad vigilada durante otros siete.

El tribunal también impone a la madre del niño otros cinco años de cárcel, por ser cómplice de los abusos, al no haber denunciado los hechos a pesar de ser conocedora de lo ocurrido. Además, la Sala da credibilidad al chico y retira la custodia a la progenitora durante un lustro. Entre los dos, tendrán que pagar una multa de 4.410 euros por la exhibición de material pornográfico del menor y una indemnización de 12.000 euros por daños morales a la víctima, que ahora tiene 17 años.

Abusos a su hijastro

El fallo considera probado que el acusado, "con ánimo de satisfacer sus instintos libidinosos, acudió en varias ocasiones al dormitorio del menor y, aprovechando la superioridad que le ofrecía la diferencia de edad y la ascendencia familiar por su matrimonio con la acusada, procedió a quitarle la ropa y a realizarle tocamientos en la zona genital, felaciones e introducción de dedos en la zona anal". Unos hechos que se repitieron desde que la víctima tenía 10 años, hasta que cumplió los 15.

El niño explicó a su progenitora lo sucedido, reza la sentencia, y esta pidió explicaciones a su pareja, que reaccionó "esgrimiendo un cuchillo de cocina frente al menor, diciéndole que por qué le había contado lo ocurrido a su madre, generando una situación violenta que obligó a la acusada a interponerse entre ambos". 

Inacción de la madre

Tras ello, la mujer pidió al acusado abandonar la vivienda, aunque le permitió volver al cabo de una semana. A su regreso, "se repitieron el mismo tipo de contactos sexuales entre aquel y el menor, sin volver a interesarse la acusada por lo que estaba ocurriendo en su propia casa, ni poner los hechos en conocimiento de las autoridades", considera probado el tribunal.

Además, durante esos años, el individuo enseñó en varias ocasiones material pornográfico al menor, una conducta de la que también tuvo conocimiento la madre de la víctima. A consecuencia de ello, el niño ha sufrido "secuelas emocionales consistentes en ansiedad, sentimientos de tristeza, indefensión y aislamiento social, precisando tratamiento psicológico".

Ingreso en prisión

A pesar de que la sentencia no es firme, el juez ha ordenado el ingreso en prisión del hombre, de nacionalidad cubana, al considerar que existe riesgo de fuga.