El Departamento de Salud de la Generalitat propone que el aforo máximo en los centros de culto sea de 100 personas. Lo ha comunicado este lunes, dos días después de que se viralizara un vídeo que mostraba una Sagrada Familia repleta de fieles y párrocos durante la beatificación de Joan Roig Diggle. El objetivo sería, pues, evitar aglomeraciones como las de este fin de semana.
Pese a que las imágenes han enfadado al Govern --como ayer domingo indicó el presidente en funciones, Pere Aragonès-- la Generalitat quiere cuidarse de caer en una prohibición de la libertad de culto. El ejecutivo catalán considera que no dejar que las celebraciones religiosas se lleven a cabo incurriría en dicho delito, por lo que la única alternativa es limitar la afluencia, según ha dejado entrever el secretario general de Salud, Marc Ramentol, esta mañana. La restricción de as audiencias, de hecho, está prevista en Real Decreto del Estado de Alarma.
El 30% de aforo no alcanza
Cabe destacar que la reducción del aforo en los centros de culto estaba prevista en la batería de medidas del Govern. Las iglesias podían acoger fieles hasta alcanzar el 30% de su capacidad. No obstante, esta limitación "no es suficiente" en grandes templos como la Sagrada Familia, según ha reconocido Ramentol en Rac1.
El sábado, en el templo de Gaudí se congregaron unas 600 personas. El arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, ha pedido hoy perdón por la celebración de este acto, aunque ha dicho que se siguieron todas las normas marcadas por Salud, como es la restricción del aforo del templo a un tercio de su capacidad. Además, Omella ha asegurado que todos los asistentes llevaban mascarilla, se guardaron las distancias y se les facilitó gel hidroalcohólico. No obstante, el arzobispo aplazará otros actos previstos próximamente.
Quejas del sector cultural
El sector cultural de Cataluña se ha levantado en quejas tras el episodio. En su opinión, si una iglesia puede reunir a 600 personas de manera "segura", también pueden hacerlo un cine o un teatro. Personajes como la actriz Silvia Bel o el cantante Gerard Quintana son algunos de los rostros conocidos que se han quejado de la diferente vara de medir.
Por su parte, la presidenta de Catalunya en Comú-Podem, Jessica Albiach, ha preguntado al Govern "dónde está la coherencia de las restricciones", mientras que la CUP ha asegurado que el acto ha sido posible por el "privilegio" del que goza la Iglesia. La consellera de Salud, Alba Vergés, ha dado la razón a las críticas, y ha pedido que "más allá de la confesión religiosa que sea, lo que se pueda posponer, hay que posponerlo para otra época".