La ciudad de Nueva York, ante el crecimiento de los pagos digitales, que excluyen del sistema a la población menos favorecida económicamente, ha aprobado un proyecto de ley que obliga a los establecimientos a aceptar pagos en efectivo. La nueva legislación fue aprobada con una clara mayoría en el Concejo Municipal y será oficial una vez que reciba la firma del alcalde, Bill de Blasio, que ya ha dicho que la apoya.
El objetivo es favorecer que las personas en riesgo de exclusión bancaria puedan seguir accediendo a servicios esenciales y garantizar que los ciudadanos puedan elegir libremente cómo desean realizar sus pagos, sin verse obligados a decantarse por una u otra opción. El pago en efectivo es la única forma en la que millones de estadounidenses en riesgo de exclusión financiera, especialmente los colectivos más vulnerables, pueden formar parte del sistema económico y mantenerse a sí mismos y a sus familias.
Otras ciudades ya lo garantizan
Nueva York se une de este modo a la ola de prohibir los llamados negocios cashless, es decir, que no aceptan pagos con dinero metálico. Con esta nueva regulación, Nueva York pasa a liderar un movimiento nacional para garantizar el acceso y limitar los negocios sin efectivo, después de que Nueva Jersey, Filadelfia y San Francisco aprobaran esas prohibiciones el año pasado y de que otras ciudades estén considerando medidas similares. En el caso de Massachusetts, cabe destacar que tiene una ley que exige que los minoristas acepten efectivo y crédito desde 1978.
En cuanto esta iniciativa salga adelante los establecimientos neoyorkinos estarán obligados a aceptar los pagos en efectivo. Esta nueva ley ha sido impulsada por el concejal demócrata del Bronx, Ritchie Torres, a quien le preocupaba "el efecto discriminatorio que los negocios sin efectivo pueden tener en los neoyorquinos".
Multas para los comercios que incumplan
Esta medida afectaría a negocios como tiendas, restaurantes, cafeterías u otros puntos de venta de artículos esenciales que, por no admitir efectivo, estaban quedando fuera del alcance de aquellos neoyorkinos desbancarizados.
La ciudad de Nueva York permitirá que sean los clientes quienes elijan la forma de pago que más les beneficie, y en el momento que la ley entre en vigor ningún negocio podrá prohibir o penalizar el uso de metálico. El que se salte esta norma, se arriesgará a multas de mil quinientos dólares por cada operación.
También hay críticas
En los últimos años, aunque todavía son una minoría, más y más negocios en Estados Unidos han optado por dejar de lado el dinero en metálico y aceptar únicamente pagos con tarjeta, que les resultan más sencillos y les evitan posibles problemas con empleados. Muchos lo hicieron animados por las empresas emisoras de tarjetas, como Visa, que ofrecían incentivos a los establecimientos para que abandonasen el efectivo.
Los críticos de la práctica defienden que ésta supone una discriminación para muchos consumidores con pocos ingresos y que no tienen acceso a tarjetas de débito o crédito.