Un 79,8% de los españoles reconoce que a veces se olvida de cambiar de mascarilla cuando ya ha vencido su tiempo de uso. Así lo indica una encuesta de Tendencias Cofares, que reduce al 20,2% los que afirman no olvidarse nunca de cambiar de careta cuando toca.
Este dato entra en conflicto con la recomendación que emite el Ministerio de Sanidad de reemplazar la mascarilla, como norma general, cada cuatro horas. A pesar del alarmante dato de descuido, un 82% de los encuestados son conocedores de la vida útil de la máscara. Este porcentaje aumenta hasta el 86,6% en el caso de las mujeres, mientras que en el caso de los hombres se queda en un 78,4%.
Usarla mal es como no llevarla
A lo largo de los últimos meses se ha hecho mucho hincapié desde el colectivo sanitario en hacer un uso correcto de las mascarillas. Una mala utilización deriva en que deja de ser efectiva. “El problema es que, si se supera el tiempo de uso, el filtro tiende a humedecerse, se daña y deja de proteger, es como si no lleváramos nada”, afirma Gemina Santana, enfermera del Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Clínico.
Otro elemento importante es que aunque no se exceda su tiempo de uso, es imprescindible manipularla de forma higiénica. “Para nada vale llevarla en la mano, ni en el codo, ni tampoco en el cuello”, añade. Hay que portarla doblada “en una bolsa adecuada” y siempre “desinfectarse las manos antes y después de tocarla”.
Adaptación satisfactoria
La entrada en vigor del estado de alarma en marzo supuso la irrupción de las mascarillas en nuestra nuevo cotidianeidad. En primer lugar fue solo en espacios cerrados, y a medida que se recrudecía la situación epidemiológica, su uso se hizo extensivo a todo el ámbito público y privado, con contadas excepciones.
La adaptación a esta realidad fue positiva, así lo afirman un 67% de los preguntados. Son las mujeres, en un 40%, las que aseguran que el uso de la mascarilla les sigue generando incomodidad, un porcentaje que se reduce al 27% en el caso de los hombres. Destaca la aclimatación adecuada que tuvieron los miembros de la generación Z (18-25 años), que en un 74,2%, aseguran haber asumido bien la nueva rutina sanitaria. Por el contrario, los que peor se han adecuado a las mascarillas son las personas de entre 36 y 55 años, entre los que solo un 61% aseguran sentirse a gusto con el nuevo complemento.
Buena penetración en el trabajo
Con la vuelta a la vida laboral el uso de la mascarilla se ha hecho más imprescindible si cabe, sobre todo en aquellos trabajos que deben realizarse de forma presencial, o que son de cara al público. En este sentido, el dato positivo es que un 70% de los encuestados asegura usar la mascarilla de forma completamente estricta. Un 17,5% no la usa, al entender que en su puesto pueden mantener la distancia de seguridad con los compañeros.
El dato negativo es que un 11,6% afirma que se pone o se quita la mascarilla dependiendo de con quien se vaya a relacionar, y la confianza que tenga con él.
Los ciudadanos creen actuar bien
La mayoría de las personas a las que se pregunta por la calle aseguran cambiarse la mascarilla a diario, aunque algunas de estas muestran un aspecto bastante deteriorado.
Tampoco es extraño constatar el mal uso de la mascarilla tapándose únicamente la boca y dejando la nariz al descubierto, lo que inhabilita su función protectora.