La vacuna RUTI contra el Covid-19 es la primera española que ha recibido luz verde para inciar un ensayo clínico internacional que testee su eficacia. Este fármaco ha sido desarrollado por un investigador del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona --más conocido como Can Ruti-- y fabricada por la farmacéutica Archivel Farma.

El ensayo clínico internacional se llevará a cabo en Argentina tras la aprobación de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) del país.

Una vacuna contra la tuberculosis

La vacuna fue diseñada inicialmente como un remedio contra la tuberculosis --su desarrollo comenzó en 2005, a partir de la investigación realizada por el doctor Pere-Joan Cardona--, pero los investigadores prevén que también sea eficaz contra otras infecciones víricas como el coronavirus. Se basa en la denominada "inmunidad innata entrenada". Es decir, en estimular a través de la vacuna la inmunidad del cuerpo y "dotarla de memoria" para generar una mejor y más rápida respuesta a la exposición del virus.



Está previsto que el estudio se desarrolle en un formato de doble-ciego con placebo y dure unos meses. En este periodo se evaluará la eficacia del fármaco en la prevención de la infección y la disminución de la mortalidad por SARS-CoV-2 entre el personal sanitario.

Se probará en casi 400 sanitarios

RUTI se administrará a unos 369 sanitarios de diversos centros participantes ubicados en diferentes puntos de Argentina. Entre ellos destacan el Hiba, el Hospital Materno Infantil Doctor Héctor Quintana de San Salvador de Jujuy y el Hospital de Clínicas Presidente Doctor Nicolás Avellaneda de San Miguel de Tucumán. La farmacéutica ya ha iniciado los trámites logísticos para que las dosis lleguen al país sudamericano cuanto antes.

Si finalmente se demuestra eficaz, RUTI podría convertirse en la base de vacunas antivíricas de amplio espectro gracias a su mecanismo alternativo a la generación de anticuerpos que produce la vacunación clásica. De hecho, esta nueva opción terapéutica podría emplearse como primer recurso en caso de epidemias provocadas por virus nuevos o en mutaciones de virus pandémicos, que usualmente provocan que los fármacos existentes pierdan su eficacia inicial.