Alerta naranja en las siete comarcas catalanas (sobre 43) que perdieron población en 2019: todas ellas arrastran una mengua de vecinos sostenida, año a año, al menos desde 2015. El dato positivo es que son cinco territorios menos que en 2018. Las zonas más afectadas por la despoblación rural se concentran en las provincias de Tarragona y de Lleida, según los datos del Institut d’Estadística de Catalunya (Idescat).
Más en detalle, las comarcas catalanas que sufren los efectos de la despoblación de forma ininterrumpida desde el 2015 (incluido) son Alt Urgell, Pallars Sobirà y Pallars Jussà, en Lleida, y Conca de Barberà, Priorat, Ribera d’Ebre y Terra Alta, en Tarragona. En total, tienen 119 municipios (casi todos con menos de 2.000 habitantes) y 101.952 vecinos a cierre del 2019, 4.993 pobladores menos (-4,67%) que en 2014. Las cifras son pequeñas si se comparan con el conjunto de Cataluña (947 pueblos y 7,6 millones de personas), pero significativas para estas zonas.
Las causas de la despoblación rural
La despoblación no es un problema que sufra Cataluña en su conjunto (pero sí otras comunidades), ya que cada año tiene más habitantes (aunque habrá que ver la situación tras la pandemia). Sin embargo, es una circunstancia que sí se produce en algunas zonas dentro del territorio autonómico. Este fenómeno comenzó con la industrialización, en el siglo XIX, y se intensificó a partir de 1950 en adelante. Poco a poco, la ciudad ofrecía mejor calidad de vida, mientras que el campo se fue mecanizando, y se perdieron puestos de trabajo, según las fuentes consultadas.
Algunas décadas después, diversas poblaciones siguen sin hallar el remedio a la despoblación. No encuentran la manera de fijar a sus vecinos y atraer a nuevos ciudadanos. Se libran de esta situación regiones que han adaptado su modelo económico al turismo (si hay trabajo, hay población), como es el caso de la Vall d’Aran. Asimismo, los núcleos más pequeños reciben menor atención en materia de servicios y comunicaciones, por lo que las nuevas generaciones se buscan la vida en otros lugares. Por lo tanto, cada vez hay menos niños y más personas mayores. La población envejece.
Posibles soluciones a la despoblación
Las fuentes consultadas deslizan que hay soluciones, pero falta interés político. Una medida pasaría por favorecer a los emprendedores que se instalen en áreas rurales; otra, fomentar la payesía y promocionar el sector agrícola, sin olvidar la explotación del potencial turístico de esas zonas, a fin de romper la estacionalidad y fijar población. Finalmente, hay que facilitar la movilidad. Con todo, revertir la situación es muy difícil.
Lo fáctico es que siete de las 43 comarcas catalanas sufren la pérdida de vecinos desde hace un lustro. En este punto hay que anotar que, en todas ellas, se han registrado más defunciones (5.195 en total) que nacimientos (2.913) año tras año (hasta 2018, últimos datos disponibles). Solo con por eso, estos territorios han restado 2.282 vecinos netos al padrón entre 2015 y 2018, sin contar con otras cuestiones.
Menos niños, más jubilados y más hombres
Por ello tampoco extraña que en estas zonas haya menos niños y más jubilados que en otros puntos. De todos los ciudadanos de la comunidad, el 15,5% tienen entre 0 y 14 años, pero esa tasa es inferior en las siete comarcas analizadas (el Priorat registra la cifra catalana más baja, con el 12,1%). Lo mismo ocurre con los mayores de 65 años: en ninguna de estas áreas el porcentaje baja del 20% (alcanza el 29,5% en Terra Alta, la proporción más elevada de Cataluña), cuando en el conjunto autonómico es del 18,9%.
Otro indicador que juega en contra de la despoblación es la tasa de masculinización. En estas siete comarcas hay algunos hombres más que mujeres, a pesar de que en el conjunto de Cataluña el registro es el contrario. Hay que recordar que la mujer fija población.
Las comarcas que solo crecen
En el lado opuesto se encuentran las 11 comarcas que han ganado población, cada año, desde 2015. Son Alt Penedès, Baix Llobregat, Garraf, Maresme, Moianès, Vallès Occidental y Vallès Oriental en Barcelona; Baix Penedès y Tarragonès en Tarragona; y Gironès y Pla de l’Estany en Girona. Acumulan 3,45 millones de habitantes, casi la mitad de Cataluña, 103.124 pobladores más (+3,08%) que el 1 de enero del 2015.
El resto de indicadores, asimismo, muestran signos opuestos a los vistos en las zonas afectadas por la despoblación. Para empezar, el resultado neto de nacimientos (123.813) menos defunciones (105.094) da 18.719 en el periodo 2015-18 (últimos datos disponibles), a pesar de que el Moianès pierde vecinos cada año según esta estadística. Asimismo, los niños representan más del 15,5% en estas comarcas (salvo en el Moianès, 15,4%), y los mayores de 65 años se sitúan por debajo del 18,9% (con la excepción del Baix Penedès, 19,5%). Para terminar, en la mayoría de estos territorios hay más mujeres que hombres… excepto en el Baix Penedès y el Moianès.