La situación que denuncian vecinos de La Mina recuerda a aquel “la calle es mía”, que se atribuye a Manuel Fraga. Si semanas atrás lamentaban la inacción del consistorio ante la suciedad y dejadez que asola las calles de este barrio de Sant Adrià de Besòs, ahora estallan contra la verbena perpetua que algunos residentes celebran en los alrededores de Rosalía de Castro. Fiestas que arrancaron antes de San Juan y que se alargarán mientras dure el buen tiempo. Así lo denuncia Pere Felices, portavoz de la asociación de propietarios de la zona.
“Todo guarda relación, de la dejadez de las calles a montar una fiesta sin consecuencias”, lamenta. A pesar de que el Govern ha prohibido las reuniones de más de 10 personas para contener los rebrotes, esta norma parece no haber llegado a La Mina. “No se respetan las distancias de seguridad, no llevan mascarillas, y nosotros no podemos dormir un martes por la noche”, relata este vecino.
Sin dormir
Compró su vivienda hace una década, alentado por las promesas de la constructora de las maravillas que suponía el plan de reformulación del barrio. Ahora, junto al resto de residentes en su bloque, a penas puede conciliar el sueño cinco horas seguidas. “Las fiestas se hacen durante todo el día. Aunque entiendo que la calle no es lugar, ya solo me quejo de las que hacen entre semana, hasta la una o las dos de la madrugada, con música a tope, gritos, y ensuciando”, detalla Felices.
Una de las verbenas que quitan el sueño a vecinos de La Mina / CG
¿Quiénes y por qué en esa zona? “Yo también me lo pregunto, evidentemente, no son de mi edificio, ni de bloques cercanos. En la parte nueva del barrio las calles son más anchas, y hay mejor iluminación. La verdad es que no tengo valor para acercarme y preguntárselo. Puede ser que vayas hasta allí y solo se rían de ti o que se lo tomen peor”, apunta el portavoz vecinal. Su denuncia no es por un hecho aislado, sino por una cotidianeidad durante el periodo estival que le impide descansar en su propia casa. “Normalmente montan fiestas de cumpleaños, otras plantan sillas en mitad de la calle, donde prenden fuegos e improvisan barbacoas”, detalla.
Inacción del consistorio
La consecuencia, tanto para él como el resto de residentes, es tener que encerrarse en sus propias casa. “Es verano, hace calor, y quieres tener todo abierto, pero no puedes hacerlo. Bien por el ruido o por el olor y el humo de la barbacoa”, lamenta Felices, quien denuncia la inacción tanto del consistorio como de la Policía Local. “Si llamamos al 112 para comunicar alguna incidencia, por ejemplo, si alguien está cometiendo un delito, te preguntan en qué calle, y qué está pasando. En cambio, cuando más de 20 personas están de fiesta de madrugada, es muy curioso, solo te dicen que tienen constancia y que ya han pasado nota”, cuestiona.
No llaman a la policía a la primera de cambio, asegura. “Si empiezan a las 20.00 horas, es de madrugada, cuando nuestros hijos se despiertan por el ruido, cuando pedimos que alguien haga algo. El otro día acabaron a las tres de la mañana y solo dormí cinco horas”, explica. “Si hubiese sido yo el que monta una fiesta en casa, la policía se presenta a los cinco minutos y a lo mejor incluso me multan”, compara.
Falta de efectivos
También sufren el lanzamiento de petardos a las tantas de la madrugada. “No tengo nada en contra, a mí también me gustan, pero estas no son formas”, cuenta el representante vecinal, harto, como el resto de residentes, de aguantar verbenas dos o tres veces por semana ante su casa. Los afectados han creado un grupo de Whatsapp del que forman parte varias comunidades de vecinos. También transmiten sus quejas al alcalde de Sant Adrià, Joan Callau (PSC), a quién además, han solicitado una reunión formal, pero obtienen la callada por respuesta.
Otra de las celebraciones que quita el sueño a vecinos de La Mina / CG
Desde el consistorio argumentan falta de efectivos policiales para dar respuesta a las demandas vecinales y recuerdan que en numerosas ocasiones se ha trasladado dicha demanda a la Generalitat. Efectivos de Mossos d’Esquadra reforzaron el control de las medidas de confinamiento durante el estado de alarma, con “presencia casi diaria de equipos de ARRO --Áreas de Recursos Regionales Operativos-- y BRIMO –antidisturbios--”, y una vez llegada la desescalada, no han tenido constancia de incidencias o molestias vecinales, pese a que esa competencia, aclaran, recae en la Policía Local.
Mediación
Avala el cuerpo autonómico lo que lamenta Felices, que sus quejas no llegan a transmitirse a los efectivos policiales. “Una de dos, o ya lo saben o realmente no quieren saberlo”, apunta el residente, quien lamenta que sin la presencia de agentes, los organizadores de los saraos “creerán que la calle es suya”. “Algún día algún vecino se hartará, irá allí, les dirá algo y habrá algún problema. Creo que hay que evitar el conflicto y por eso tiene que mediar policía; actuando, y el ayuntamiento, poniendo medios”, reclama.