La Guardia Civil destruyó durante el pasado año un total de 86.566 armas, entre las cuales más de 62.000 eran de fuego. De ellas, más de 11.600 en Cataluña. Una actuación contra el comercio ilícito de este material.

Intervenciones que se suman al programa de Naciones Unidas para erradicar la proliferación incontrolada de armamento en muchas regiones del mundo,  lo que tiene consecuencias humanitarias y socioeconómicas y "supone una grave amenaza para la paz, la reconciliación, la seguridad, la estabilidad y el desarrollo sostenible en los planos individual, local, nacional, regional e internacional”.

Control del acceso legal a las armas

Las unidades de Armas y Explosivos de la Benemérita controlan el acceso legal a revólveres o escopetas, para lo cual el reglamento vigente establece unos requisitos, entre los que se encuentran la ausencia de antecedentes penales así como la superación de pruebas teóricas y prácticas sobre el uso y manejo.

Agentes de la Guardia Civil con armas y munición incautadas / INTERIOR

Además, para evitar que un arma pueda ser utilizada indebidamente cuando el titular deje de tener derecho de tenencia y uso, la normativa establece que sean inutilizadas o destruidas. Para ello, se someten a un proceso que afecta a todas sus piezas fundamentales, resultando imposible que vuelvan a funcionar.

Chatarra

El Instituto Armado, de forma periódica, se encarga de la destrucción de pistolas de diversos calibres, así como armas blancas prohibidas. Algunas de ellas están implicadas en ilícitos, penales o administrativos y tras el correspondiente procedimiento se determinan su destrucción. 

En otros casos, si vence la licencia de sus titulares, y si estas no se adjudican mediante subasta, también son reducidas a chatarra mediante un proceso de fundición o similar.