El estado de alarma ha provocado una caída de las donaciones de sangre en Cataluña. Entre los meses de marzo y mayo, se realizaron 5.464 extracciones menos que en el mismo periodo del año pasado, lo que supone un descenso del 10%, según los últimos datos del Banco de Sangre y Tejidos.
Abril fue el peor mes para la recogida de sangre, con 4.813 intervenciones menos que en los mismos 30 días del 2019. De hecho, en marzo y abril la caída de las donaciones alcanzó el 20% coincidiendo con las medidas más restrictivas del aislamiento ordenadas por el Gobierno. También hay que destacar el desplome casi absoluto de la donación de tejidos, motivado por el miedo a que los donantes fueran portadores del coronavirus.
Sin problemas de reservas
Pese a estas cifras, la situación quedó compensada por la baja demanda hospitalaria de transfusiones. Enric Contreras, director de servicios hospitalarios del Banco de Sangre, señala que “las necesidades de sangre han disminuido porque los hospitales se han dedicado de forma monográfica a tratar pacientes de Covid-19”.
Este hecho, sumado a la “práctica ausencia de accidentes de tráfico”, ha dejado “las necesidades de sangre en Cataluña exactamente igual que hace un año”. Sin embargo, Contreras llama a no bajar la guardia y agradece a la población que incluso durante la reclusión haya seguido donando.
Adiós a los autobuses rojos
Lo que sí cambiará tras la pandemia será la forma de donar sangre. Antes del coronavirus, el 90% de la donación era espontánea. Tras la crisis, se tendrá que modificar el procedimiento para cumplir las medidas de salud pública.
En primer lugar, Contreras explica que desaparecerán los tradicionales autobuses rojos que recorren Cataluña en busca de donantes. Estos vehículos no cuentan con las características para preservar la distancia de seguridad, por lo que serán sustituidos por equipamientos cedidos por instituciones o empresas donde habrá que acudir siempre con cita previa. Incluso para ser altruista, hay que actuar de forma segura.