Con la mirada puesta en las próximas vacaciones, la elección de destino este verano no será un asunto baladí. Afortunadamente España atesora una nutrida oferta de lugares donde elegir. Cuando la desescalada nos permita desplazarnos con más libertad será el momento de disfrutar de todos ellos.
El turismo de sol y playa nos encanta y es nuestro preferido para los meses estivales. Calafell reúne todos los requisitos que ansiamos: Playas amplias y kilométricas; una gran oferta destinada a promover el turismo deportivo y familiar; un rico patrimonio histórico y cultural y, cómo no, sabrosa gastronomía.
Playas espaciosas y deporte para todos
Las playas de esta bella localidad mediterránea son conocidas como “playas del biberón”, ya que su fácil acceso, una arena muy fina, poca profundidad y la tranquilidad de sus aguas, hacen que sean perfectas para disfrutarlas con los más pequeños de la casa. Cuentan también con pasarelas adaptadas y baños asistidos con sillas anfibias adecuadas para personas con discapacidad. Hay que tener en cuenta que aunque el municipio se encuentra en fase 2, sus playas no se abrirán a los bañistas hasta el próximo 8 de junio.
En sus cinco kilómetros de costa hay espacio de sobra para la práctica de deportes náuticos. La vela es uno de los preferidos tanto por los calafellenses como por los turistas. Tanto es así que desde 2012 la Escuela de Vela de Calafell imparte cursos de distintas modalidades: windsurf, paddle sup o patín catalán…
Pasear no solo te permite disfrutar del entorno, además, es una estupenda manera de ejercitarnos. La marcha nórdica es la síntesis perfecta, un deporte sencillo que desde el municipio animan a practicar organizando marchas con monitor, principalmente, a lo largo del litoral.
El Baix Penedès es una bonita comarca que nos deleita con bellos parajes naturales. Existen varias rutas de senderismo que transitan por lugares de gran interés paisajístico. Además nos dan la oportunidad de conocer la flora y fauna propias de la zona. Desde las que no suponen apenas dificultad hasta las que requieren cierta dosis de preparación. Las hay que son casi un paseo como la que recorre el castillo de la Santa Creu y el poblado medieval de Montpaó, y otras en cambio se pueden hacer por etapas como la ruta de la Ermitas, que requiere al menos dos días si se hace a pie, y que a lo largo de más de 50 kilómetros nos descubre estas pequeñas joyas arquitectónicas.
Legado histórico y tradición marinera
Íberos, romanos o restos medievales, su rico legado ha dejado numerosas huellas que a modo de guía nos conduce por la historia. El castillo medieval de la Santa Creu, desde el que se divisan unas vistas impagables de Calafell, es una lección sobre el pasado del municipio. La fortaleza y los alrededores configuran un parque arqueológico donde conocer de una manera lúdica los orígenes de esta población.
La Ciudadela Ibérica, el primer yacimiento arqueológico de la península reconstruido gracias a técnicas de arqueología experimental, o la villa romana de Vilarenc (finales del siglo I a. C.) son silenciosos testimonios que nos transmiten siglos de historia.
A pesar de encontrarse actualmente cerrada por obras, resulta interesante saber qué esconde el interior del museo Casa Barral. Ubicado en una encantadora antigua casa de pescadores, este interesante espacio exhibe la obra del poeta y célebre editor Carlos Barral, quien pasó largas temporadas entre sus muros, acompañado en ocasiones por grandes nombres de la literatura universal como García Márquez, Octavio Paz o Gil de Biedma.
Lo que sí podremos visitar es la Cofradía de Pescadores. Un nostálgico centro de interpretación de su pasado marinero en el corazón del barrio marítimo de Calafell. Vivo legado de la playa “con más madera” del litoral catalán, tal y como la describía Carlos Barral.
Gastronomía y vinos
La tradición mediterránea está íntimamente vinculada con la buena mesa. La gastronomía local es una sabrosa combinación de los productos de su tierra y de sus aguas. Así de sus huertas y del mar son los ingredientes con los que se elaboran dos de sus platos más típicos: El xató y el arrossejat. Y la variada gama de vinos acogidos a la D.O. Penedès son el compañero perfecto de este culinario viaje. La comarca además dispone de una amplia oferta de enoturismo, con visitas y catas en bodegas.
Todo se conjura para conocer este bello enclave mediterráneo.