Un auténtico abandono de la administración respecto a los vecinos. Así define Ignacio Sánchez, residente en La Mina, la nula respuesta frente a la acumulación de basura e incivismo en los alrededores del edificio Venus, un bloque que acoge a unas 240 familias, que debía ser derribado y sus moradores reubicados, pero esta actuación se ha pospuesto sine die. La desesperación de los inquilinos de las cercanías de la calle Rosalía de Castro es tal que el trapicheo de drogas en el barrio pasa a un segundo plano, dice. El foco de su protesta es la basura que se acumula día tras día en la calle, solares sin mantenimiento donde las ratas campan a sus anchas, y el “San Juan adelantado”, con lanzamiento de petardos que les impide teletrabajar durante la pandemia.
Así lo corrobora Pere Felices, presidente de la asociación de vecinos de la zona, quien denuncia la pasividad del Ayuntamiento de Sant Adrià de Besòs. “El alcalde se lava las manos, siempre nos dice lo mismo: que llamemos a la policía”, señala. Y es que, pese a que constatan que no existe inseguridad, sí lamentan el incivismo generalizado. “Calles sucias, fiestas improvisadas hasta altas horas entre semana, y petardos”, cuenta. “Tras muchas llamadas al 112, lo máximo que conseguimos es que la policía les dé un toque y se vayan, pero sin multas”, lamenta.
“Pasotismo y permisividad” del consistorio
Felices y Sánchez están hartos de caminar entre basura esparcida por la calle. “Las drogas ya forman parte del paisaje, pero cuando llego a casa de trabajar a las 22:00 horas, me encuentro lo que parece un Carnaval y ni rastro de la policía”, advierte el segundo. Y es que, según los vecinos, sus quejas al consistorio caen en saco roto. “Ves aglomeraciones de gente en la zona de la rambla, donde está el edificio Venus; no llevan protección, los más jóvenes se pasean por todo el barrio en grupos, se reúnen debajo de los edificios. Las medidas de prevención son un chiste para ellos”, señala Ignacio.
El representante de los vecinos detalla que compró una vivienda en La Mina hace una década, alentado por las promesas de la constructora Reyal Urbis sobre “las maravillas que suponía el plan de reformulación del barrio. El edificio Venus iba a desaparecer para limitar la masificación de vecinos, pero nunca llegó a suceder”, relata. Por ello critica el “pasotismo y la permisividad” del ayuntamiento. “Si yo me salto un semáforo y me ve un policía, me pondrán una multa, pero aquí eso no sucede. Los actos incívicos, desgraciadamente, solo se corrigen si hay represalias”, señala Felices.
El trapicheo, en segundo plano
Su reclamo es intensificar el servicio de limpieza y la vigilancia policial para erradicar el incivismo. “Como mínimo esperas que lo que se construyó, se mantenga. Eran edificios muy bonitos, con calles anchas, pero ahora todo se está deteriorando, como si nos hubiesen olvidado”, lamenta este vecino. Critican solares abandonados, sin mantenimiento, en el que las ratas campan a sus anchas, deterioro del pavimento, bolsas de basura por las aceras, y falta de actuación frente a los que no respetan las restricciones y el descanso vecinal.
“Tampoco podemos olvidar que en La Mina hay trapicheo. Ya lo sabemos, pero es una cuestión de prioridades. Si estuviese en un barrio normal, probablemente, ahora me estaría quejando de la droga, pero el problema de limpieza es inmediato”, reclama Felices. Preguntado por esta cuestión, el alcalde de Sant Adrià, Joan Callau (PSC), detalla a este medio que durante el confinamiento han contado con la colaboración de Mossos d’Esquadra y Policía Nacional para velar por el cumplimiento de las restricciones y la seguridad del barrio.
Abandono de la zona
Respecto al reclamo vecinal por la limpieza en La Mina, Callau subraya que es la zona de la ciudad con mayor refuerzo del servicio. De hecho, señala, una de las dos máquinas barredoras con las que cuenta el consistorio se dedica solo a este barrio. Sobre la reubicación de los residentes en el edificio Venus explica que la pandemia ha retrasado el proceso que, avanza, se retomará para encontrar una solución. “Ahora las administraciones tratamos de recuperar nuestro funcionamiento ordinario y hablaremos con la Generalitat sobre este inmueble”, detalla.
Por su parte, los vecinos lamentan que el primer edil hace caso omiso de sus reclamos constantes. “Uno de los mayores problemas que tenemos en la zona es por parte de los que viven en este inmueble --Venus--. Personas incívicas, que no respetan las normas de convivencia, y por eso reclamamos la atención de policía y ayuntamiento”, señala Sánchez. “Ante la insalubridad e inseguridad que denunciamos, no tenemos ninguna respuesta”, denuncia.
Desde el cuerpo de Mossos d'Esquadra señalan que, desde el decreto del estado de alarma se ha reforzado el control de medidas de confinamiento en el barrio, con presencia "casi diaria" de equipos del la Brigada Móvil (Brimo) y de las Áreas Regionales de Recursos Operativos (ARRO), a parte de los efectivos de seguridad ciudadana, con especial incidencia en la zona del edificio Venus. Subrayan así que la mayoría de vecinos han respetado las restricciones durante la emergencia sanitaria, aunque con la desescalada han detectado mayor presencia de ciudadanos en la calles, "sobre todo en terrazas", pero como en el resto del municipio. Y no les constan incidencias o molestias vecinales por esta circunstancia.