¿Cómo se está viviendo la entrada en la fase 1 de la desescalada en Cataluña en la restauración? Por ahora, con calma y, sobre todo, con incertidumbre. Las regiones sanitarias de Camp de Tarragona, Terres de l’Ebre y Aran-Alt Pirineu --las únicas de la comunidad que han avanzado en el desconfinamiento-- reflejan una situación similar respecto a la vuelta a la actividad de los bares, cafeterías y restaurantes: pocos son los comercios que han abierto, pero la demanda parece ser alta.
La situación en la provincia de Tarragona parece estar algo más activa que en Lleida, posiblemente por las diferencias en el clima --el sol brilla en la zona sur de Cataluña mientras que las lluvias del fin de semana persisten aún en el norte. Sea por lo que sea, las pocas terrazas disponibles reciben a una cantidad nada despreciable de clientes que buscan volver a llenar los establecimientos.
Poca oferta que concentra gran demanda
Javier Escribano, presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de la ciudad de Tarragona, explica que, a mediodía, las mesas en calles y plazas de la metrópoli "se han llenado", pero que ello tenía mucho que ver con el bajo número de locales que han levantado la persiana. "Muy poca gente ha abierto hoy, calculamos que un 20%, como mucho", señala además de destacar el hecho de que "muchos locales no tienen terraza", condición que permite el servicio al cliente in situ en la fase 1 de desescalada.
Se muestra convencido de que el buen tiempo ha animado a los vecinos a salir, pero pone el acento en el tipo de consumo que se realiza durante la mañana, de bajo precio. "Hace buen día, la gente tiene ganas de sol y de salir pero habrá que ver cuántos de los que toman una cerveza en el aperitivo se quedan a comer, o vienen a cenar", comenta. "¿Cuál es el gasto real que hacen? Estamos hablando de márgenes de beneficio muy bajos", lo que hace inviable para muchos la propia apertura.
Comercios pequeños
Tanto Escribano como Francesc Pintado, presidente de la asociación hostelera a nivel provincial destacan que los establecimientos abiertos en el primer día de la fase 1 se caracterizan por ser gestionados por pocas personas. "Son negocios pequeños que el propio titular puede dar el servicio él solo o con alguna persona más rescatada del ERTE [expediente de regulación temporal de empleo] para la ocasión", es decir, calcular el mínimo de gastos que puedan cubrirse con los pocos beneficios que se esperan.
"Los empresarios se plantean: con el 50% de la terraza abierta y con la restricción de horarios por franjas de edad, ¿qué puedo facturar? ¿Y puedo cubrir los gastos de trabajadores, luz, agua, tasas...? Si creen que sí, abren", explica Pintado. "Los bares aún pueden funcionar con poco personal y por eso han abierto algo más", detalla Escribano, "pero los restaurantes necesitan mínimo a dos o tres personas en cocina, camareros... Eso supone en algunos casos levantar el ERTE y esto no compensa".